Roca Rey impone su temple en Las Colombinas
Pierde la puerta grande con la espada en una deslucida corrida de Santiago Domecq
Crónica
La resaca del triunfo incluyó dolor de cabeza en la segunda corrida de toros de Las Colombinas. Entre el desigual y deslucido encierro de Santiago Domecq y el fallo a espadas de los toreros, la tarde –interminable– se puso cuesta arriba. Tan solo Roca Rey, que pinchó una gran faena de dos orejas, estuvo por encima de las circunstancias e impuso su toreo templado para sacar del hastío a un público desencantado.
El peruano demostró que ha llegado para quedarse. Con una larga de rodillas en el tercio recibió al tercero, protestado por falta de fuerzas. Se intensificaron en banderillas, pero se mantuvo en el ruedo, así que el torero se centró en cuidar la cansina aunque noble embestida del astado. Con una colocación perfecta, sin dar un solo tirón y con suavidad se inventó la faena, larga, templada al natural, con circulares e invertidos pasándoselo muy cerca. El público se levantó de sus asientos cuando el torero, tras dos manoletinas, se puso de rodillas para dar otras dos y toreó en redondo, rematando con el de pecho de una manera increíble. Pero como era la tónica de la tarde, falló con estrépito con los aceros.
Al precioso jabonero que cerró plaza le recetó firmes estatuarios y un cambio de mano por la espalda tras el brindis. Lo templó con suavidad pero faltó emoción ante el poco recorrido y la imposibilidad de bajarle la mano. Siguió intentándolo y consiguió hilvanar alguno con calidad, pero poco más.
El Juli se fue de vacío de una plaza en la que siempre puntúa. La escasa presencia del primero fue protestada y fue devuelto tras salir del caballo. Salió un sobrero de Victoriano del Río –de la corrida de José Tomás– al que dejó un quite por chicuelinas. El público, expectante, pidió música tras los entonados doblones. El madrileño bajó la mano en redondo y lo llevó con la zurda, técnico y con recursos de sobra, estuvo algo amontonado y mal con la espada.
El cuarto parecía el hermano mayor de los tres anteriores y apuntó buenas cosas en banderillas así que Juli, con ganas, ya tenía la muleta preparada cuando se estaba poniendo el tercer par. Pero fue un espejismo. Desclasado y sin fuerzas, «Canalla» solo sirvió para que el torero lo intentara y la afición protestase impaciente.
Miguel Ángel Perera sorteó un lote imposible. El segundo, justito de cara, apretó en los primeros tercios. Lo brindó al público e hizo una faena muy correcta, con muletazos largos. Faltó conexión con el tendido, que solo entró en materia cuando estuvo a punto a llevárselo por delante. Fue un serio arrimón que emborronó con los aceros.
El extremeño, dispuesto en el manso quinto, dejó un quite por chicuelinas, tafalleras y ceñidísimas gaoneras. El cambiado por la espalda fue el inicio y el fin, ya que el toro se rajó a las tablas. Hubo una serie en redondo y un cambio de mano por la espalda. Luego lo persiguió por el ruedo y dejó varios circulares, pero ya estaba todo hecho.
Directo
PRIMER TORO
Sale el primero, Ladrón, nº 35, de 520 kilos, protestado por su justa presencia y devuelto por sus pocas fuerzas.
PASEÍLLO
Con casi lleno, hacen el paseíllo Juli, de verde botella y oro; Perera, de verde esperanza y oro; Roca Rey, de lila y oro.
CARTEL
¡Buenas tardes! Bienvenidos al tercer festejo de las Colombinas. Tras el éxtasis por José Tomás, se anuncian El Juli, Miguel Ángel Perera y Andrés Roca Rey. Se lidian toros de Santiago Domecq.