Un «Gracioso» muy serio en la Feria de Nimes

Leal desoreja al mejor ejemplar de Domingo Hernández en la alternativa de Marcos

Juan Leal, en una imagen de archivo Efe

ABC

Operan de urgencia este sábado, durante cuatro horas y media, a José María Manzanares , resentido de su grave lesión de espalda. La operación ha sido satisfactoria y le han colocado de forma permanente un dispositivo de titanio. No se sabe qué período de recuperación necesitará. Le sustituye Daniel Luque: con un mal lote, deja excelente impresión. Toma la alternativa Marcos. Con el mejor toro, Juan Leal corta dos orejas.

Si el viernes disfruté con «Descreído», de Victoriano del Río, esta tarde me ha encantado «Gracioso», de Garcigrande-Domingo Hernández: a pesar de su nombre, un toro muy serio de trapío y de juego. Tiene la fortuna de que le toque el joven francés Juan Leal, que va abriéndose camino «a sangre y fuego» (como el título de Chaves Nogales), con un estoicismo cercano a la temeridad. Este gran toro, pronto y alegre, le permite desplegar todo su repertorio: de pie y de rodillas, de frente y con circulares invertidos. Estocada fulminante, con su peculiar estilo; entra de lejos, da varios pasos, salta y se encuna: dos orejas. En el quinto, incierto, maneja el capote con poco garbo, le saca algunos muletazos de mérito y, en uno de los numerosos pases cambiados, surge la esperada voltereta. Mata igual que antes: petición.

Toma la alternativa Marcos , de la familia ganadera que hoy lidia, con el toro «Borrachito». He visto a muchos ganaderos que intentaron ser matadores. Aunque conocían al toro y tenían gran experiencia, el paso no fue fácil: hay que conectar con un público de pago. El primero humilla pero transmite poco. Marcos maneja con soltura los trastos; supongo que, en su casa, ha toreado mucho. Brinda al cielo, a su abuelo, el fallecido ganadero Domingo Hernández. El trasteo es discreto, el encimismo final no resuelve. Mata con decisión. El último, que brinda al público, va a más. El toricantano se dobla bien, rodilla en tierra; muestra un buen estilo clásico, recurre otra vez al encimismo y falla con la espada. Sabe torear; sólo el tiempo dirá si logra consolidar su carrera.

Sin trofeos, Daniel Luque demuestra que está otra vez en la primera fila: lancea con primor; da la lidia adecuada; resuelve los problemas con fácil maestría. Ahora mismo, muestra una dorada madurez, está en sazón. ¡Lástima que no pudiera matar los seis toeos de Aranjuez! Me deja con ganas de verlo más.

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