Cuando Antonio Bienvenida y ABC lanzaron la campaña contra el afeitado
«Lo que no puede hacerse en ningún caso es torear becerrotes desmochados y considerarse matadores de toros», decía el torero
El 12 de octubre de 1952 en Las Ventas fue el punto de inflexión sobre una situación que preocupaba a los aficionados, el «afeitado» de los toros de lidia, se dice que por entonces casi generalizado. En Madrid se anunció una seria y cornalona corrida del Conde de la Corte , que además resultó un dechado de bravura y nobleza. Lo que la afición necesitaba para argumentar que se podía torear con arte y temple a toros íntegros, serios y astifinos.
Aquel día del Pilar, la corrida del Montepío de Toreros finalizó con Antonio Bienvenida, Juan Silveti y Manolo Carmona a hombros, pero fue el cabeza del cartel quien inmortalizó dos faenas para el recuerdo, lo que le dio pie a lanzar una campaña en defensa de la presencia en las plazas del toro «limpio».
Las declaraciones de Antonio Bienvenida incendiaron el invierno hasta el punto de que los ganaderos pidieron una reunión con el director general de Seguridad para abordar el asunto. El 27 de noviembre, el general Hierro recibió a una representación de los criadores de toros, que expresaron su deseo de que los astados se lidiaran con sus puntas, sin el «afeitado que les daña y convierte la Fiesta en un remedo de lo que debería ser». También que se impusiera el peto en el caballo en su peso reglamentario y se modificarán las puyas, entonces con la vieja arandela . Tanto era el revuelo, que el director de Seguridad traspasó el asunto a la superioridad, pues excedía de sus funciones.
Toros en puntas
Bienvenida había declarado en ABC que «no estaba dispuesto más que a torear toros en puntas, o no torear, me retiro y en paz». Para el dinástico diestro, « la culpa es de todos menos de los empresarios. De los toreros por comodidad en la ausencia de peligro, de los ganaderos porque se dejan llevar de los que pueden imponerse, y del público que se deja engañar».
«Pueden anunciarse las corridas diciendo el estado de los pitones, o embolados como en Portugal, lo que no puede hacerse en ningún caso es torear becerrotes desmochados y considerarse matadores de toros», apuntillaba, a la vez que reconocía que el camino emprendido iba a ser de espinas.
A las figuras del momento no les gustó la campaña y vetaron a Bienvenida, que en la temporada de 1953 hubo de acartelarse con diestros de segunda fila y con toreros mexicanos. Así hasta el 3 de mayo, en que se anunció en Madrid con El Choni y Cayetano Ordóñez con toros de Montalvo. En su crónica, Giraldillo habla de extraordinario recibimiento. Y es que fue precisamente el periodista Manuel Sánchez del Arco quien desde ABC secundó la campaña por la integridad. Junto a la crónica, se publicó un editorial, titulado «La voz de la afición...», que no dejaba dudas sobre la posición del diario. Valoraba la «ovación reiterada con elocuente insistencia» a Bienvenida, que «premió la gallarda postura que el diestro tuvo en la campaña de saneamiento y retorno a su clásica pureza de la Fiesta Nacional».
«También a nosotros nos halagaba ese voto decisivo del público madrileño, porque era un refrendo ostensible de los deseos que nuestro crítico taurino ha expresado sin cesar en estas columnas en los tiempos del medio toro », continuaba el editorial, que finalizaba con «el afán de purificar una fiesta viril que iba convirtiéndose en mojiganga», a la vez que condenaba «la declaración por parte de los profesionales de la Fiesta de vetos descarados y desleales al público».
La campaña fue un serio toque de atención en favor de la integridad de la Fiesta, una llamada que debería ser permanente por respeto a la propia Tauromaquia y a los aficionados.