San Miguel
José María Manzanares roza la Puerta del Príncipe
Muy digna alternativa de Cadaval, con bondadosos toros de Juan Pedro Domecq
Crónica
Segundo festejo de la sevillana Feria de San Miguel. A pesar de los trofeos cortadas por Padilla (el cariño en la despedida al héroe) y Roca Rey (el respeto al valor indiscutible), el público sevillano no salió contento de la Plaza el sábado, en una tarde que tantas expectativas había despertado. Tendrá que esperar otra temporada Roca Rey para abrir la puerta del Príncipe, una de sus asignaturas pendientes. Sin toros bravos, con fuerza y casta, la Fiesta se hunde. ¿Lo van a remediar las reses de Juan Pedro, que se lidian este domingo? Por el lado de la toreabilidad, desde luego que sí: toros bondadosísimos, de muy nobles embestidas – “como hermanitas de la caridad”, hubieran dicho los revisteros clásicos -, que propician el triunfo de los diestros. Manzanares corta una oreja y, por el fallo con la espada, pierde la muy probable Puerta del Príncipe. El toricantano Alfonso Cadaval también aprovecha su oportunidad, con dos notables trasteos. Morante queda a medias, apunta bellas pinceladas pero sus toros se paran, no aguantan una faena completa.
Toma la alternativa el sevillano Alfonso Cadaval, hijo del “moranco” César, persona inteligente y buen aficionado, al que brinda su primer toro, noble, flojo, paradito. Lo torea con clasicismo y sosiego pero el toro, desde banderillas, está al borde de la caída. Mata bien y saluda una cariñosa ovación.
En el último, también muy manejable, realiza Morante el tradicional “quite del perdón”, con tres buenas verónicas, a las que da justa réplica Alfonso. Se luce Santi Acevedo, con los palos. Comienza de rodillas, en el centro: aprovecha las nobles embestidas para ligar derechazos templados. El bellísimo pasodoble parece inspirarle a él y al público. Sigue en una línea clásica. Tiene ganado el trofeo pero lo pierde, al pinchar. La tarde de su alternativa ha sido muy digna: ¡a seguir!...
Segunda actuación de Morante, en esta Feria. Su ausencia, en la de Abril, parece haber aumentado el deseo de verlo. En otros tiempos, un espada sevillano que hubiera rehusado venir a la Feria de Abril tendría luego que compensarlo; ahora, parece ser, todo lo contrario. El irónico Cervantes ya advirtió que “el tiempo muda las cosas y perfecciona las artes”. Así sucede, también, en el toreo actual: te aplauden por no haber venido… Recibe al burraco segundo con verónicas arrebatadas, flexionando la rodilla. Aplausos a un buen puyazo de Aurelio Cruz. El toro pega derrotes, engancha las telas y se para pronto, la faena no cuaja: decepción. Mata con habilidad. Recibe al cuarto con el galleo “del bú”, con el capote sobre los hombros, (como hacía Joselito), que sorprende al público; enlaza chicuelinas, que la Sevilla novelera recibe como una cumbre. El toro, apenas picado, es nobilísimo, le permite torear relajado pero se para pronto y la esperada apoteosis se diluye. Mata bien. ¿Se dignará volver en la Feria de Abril? ¡Quién sabe!
Sevillano de adopción, como su padre, es José María Manzanares. Su temporada no ha sido buena; no sé si por problemas físicos o de ánimo (“químicos”, diría Rafael el Gallo). Tiene ahora la mejor oportunidad para remediarlo. Dibuja buenas verónicas en el tercero, al que miden el castigo. Con un toro muy bondadoso , logra naturales de categoría, derechazos lentos y armoniosos, con muchas pausas. La estocada decide: oreja. Ya decía Lupercio Leonardo Argensola, cantando a San Miguel: “La espada le da fulmínea, horrible; / sin arte alguna, da lugar al arte”. El quinto embiste de salida a cámara lenta: ¿ésa es la casta de un toro bravo? Con ese ritmo, brilla plenamente el empaque majestuoso de Manzanares, en muletazos muy lentos y muy largos, que encandilan a este público, tan proclive a la estética. (Recuerdo el poema de García Lorca a San Miguel: “En la alcoba de su torre, / San Miguel canta, en los vidrios, / finge una cólera dulce / de plumas y ruiseñores”) .Al final, sufre una voltereta. Acaba con unas manoletinas que tienen poco que ver con su estilo, aunque el público las aclame. Al pinchar, en la suerte de recibir (inadecuada, con un toro flojo y paradito) y en el volapié, pierde el trofeo; probablemente, su cuarta Puerta del Príncipe, que hubiera sido el refrendo ideal de su regular temporada.
La exigencia del público sevillano ha bajado mucho: lo hemos visto las dos tardes de San Miguel. La gente sale contenta, se ha rozado el triunfo grande y han visto bellos muletazos; ni se preguntan, muchos, cómo han sido los toros. Buscando la “toreabilidad”, se está en el filo de la navaja, con el riesgo cierto de la sosería, la falta de casta y de emoción. Pero las figuras lo siguen buscando y los públicos, aplaudiéndolo y pidiendo trofeos. El bochorno de esta tarde amenazaba borrasca. Como dijo Dylan, “una gran lluvia tiene que caer”. También, en la Tauromaquia.
Previa
Esta mañana se ha realizado el sorteo de los toros de Juan Pedro Domecq que esta tarde se lidiarán en el 23º festejo de abono en Sevilla. El cartel lo componen Morante de la Puebla, José Mª Manzanares y Alfonso Cadaval (alternativa). El festejo comienza a las 18.00 horas.
Este es el orden de lidia:
1. Número 131. Piripi. Negro. 570 kilos. 01/2014 Juan Pedro Domecq
2. Número 20. Runrún. Negro Burraco. 550 kilos. 12/2013 Juan Pedro Domecq
3. Número 73. Noramalo. Negro listón. 568 kilos. 02/2014 Juan Pedro Domecq
4. Número 138. Recovero. Negro listón. 606 kilos. 03/2014 Juan Pedro Domecq
5. Número 130. Retornero. Colorado. 555 kilos. 12/2013 Juan Pedro Domecq
6. Número 117. Poderoso. Negro. 569 kilos. 02/2014 Juan Pedro Domecq
Los sobreros son:
1. Número 87. Farsista. Negro mulato chorreado. 584 kilos. 12/2013 Juan Pedro Domecq
2. Número 251. Trampero. Negro bragado. 588 kilos. 01/2014 Joaquín Núñez