Diez emocionantes faenas de la temporada taurina

Castella, El Juli y Urdiales, entre las cumbres de lo que va de 2015

Diez emocionantes faenas de la temporada taurina ignacio gil

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Castella, El Juli y Urdiales, entre las cumbres de lo que va de 2015

Diez emocionantes faenas de la temporada taurina

1

Castella acaricia a Jabatillo tras el triunfo ignacio gil

Sebastián Castella

Madrid, 27 de mayo. Sebastián Castella revienta San Isidro con una grandiosa faena a un excelente toro de Alcurrucén.

Escribió Andrés Amorós:

«A Castella le tocó el jueves pasado el magnífico sobrero «Lenguadito» y lo saboreó a gusto. Esta tarde, la fortuna le da otro toro ideal para la muleta, el tercero, «Jabatillo», colorado, de 525 kilos . (Mi vecina quiere comprar lotería con este torero). Muestra ya su calidad en las verónicas de recibo, a las que contesta Morante, con una hermosa larga. El toro sale huyendo del caballo y se duele en banderillas pero es magnífico para la faena de muleta: es noble, humilla, repite, transmite emoción. ¡Una maquinita de embestir! El comienzo de faena, con los habituales cambiados, queda impecable, y se suceden series muy lucidas, por los dos lados; algunos naturales, largos y a cámara lenta . Aunque la estocada queda baja, el público exige las dos orejas y se concede también la vuelta al toro.

Una salida en hombros y una vuelta al ruedo a un toro: en Las Ventas, no es nada frecuente. Castella ha tenido el santo de cara, ha estado hecho un jabato con este «Jabatillo»: sin diminutivos, como un héroe de tebeos . Su paso por la Feria está siendo inmejorable. Y todavía le queda una corrida: ¡que siga la racha, en los sorteos!»

En directo lo narramos así: «Sebastián Castella brilla con el capote en el saludo a la verónica, con chicuelina intercalada y una media al ralentí. ¡Y muy bien en el quite! Interviene Morante, con tres verónicas, dos de ella superiores. Promete el toro y el francés brinda al público. Comienza en los medios, cuando su habitual pase del péndulo . ¡Sin moverse! Sin respiración la plaza. Y tras los dos cambiados, por abajo. Madrid se pone en pie. toma la zurda, embiste humillado y largo el toro. Pierde la muleta. No pasa nada. Sigue con una fantástica tanda al natural. Cambia a la mano de la cuchara. La faena va in crescendo. Por ambos pitones. Torea la ralentí. Torerísimo. Templadísimo. Profundo, como la embestida. ¡Ole y ole! Remata con ayudados por bajo. Ruge la plaza . Hora de matar. Estocada caída. Dos orejas y vuelta al toro, de nombre Jabatillo, una máquina de embestir».

2

El Juli, rodilla en tierra en un torero muletazo joserra lozano

El Juli

Bilbao, 27 de agosto. El Juli firmó una de las faenas más rotundas y clamorosas de la temporada. Le pidieron las dos orejas de manera unánime, pero el presidente le denegó la segunda (había cortado otra a su primero) en medio de una bronca monumental. La puerta grande no pudo ser, pero queda el recuerdo .

Escribió Amorós:

«Con su hierro favorito, El Juli logra una de sus mejores tardes de la temporada. No se entrega el quinto en los primeros tercios pero Julián se dobla y el toro rompe a embestir. La faena es rotunda, completa: arrastra la muleta, manda mucho . Pocas veces habrá logrado una labor tan redonda. Al final, el arrimón levanta un clamor. Suena el aviso antes de entrar a matar. Estocada trasera de efectos rápidos: oreja y gran bronca al presidente. ¿Por qué no le ha dado la segunda? Todavía no lo sé.

No me gusta que la crónica de una corrida de toros se centre en el presidente (ni la de un partido, en el árbitro). Eso supone darle un protagonismo que no debe tener. Pero no se debe callar que este presidente, que ha hecho mucho por la categoría de esta Plaza, ha tomado ahora decisiones verdaderamente sorprendentes . Sigo sin entender su blandura, el día anterior, al no echar para atrás varios toros; ni su presunta severidad, esta tarde, al negarle la segunda oreja del quinto toro al Juli. Sin ninguna demagogia, me parecen graves equivocaciones.

Pero lo que importa, en definitiva, es otra cosa: ha vuelto la sana pasión a esta Plaza. El público sale de ella encantado con lo que ha visto: dos maestros nos han emocionado, cada uno en su estilo. Dentro de poco tiempo, no recordaré yo si las orejas que cortó El Juli, esa tarde, fueron una, dos o tres, pero no se me olvidará que alcanzó una de sus cotas más altas ».

3

Ponce en Vista Alegre efe

Enrique Ponce

Bilbao, 27 de agosto . La misma tarde que El Juli desató el clamor en Vista Alegre, Enrique Ponce dio una dimensión de primerísima figura en una tarde para el recuerdo. Lo narraba así Andrés Amorós:

«El miércoles, la gente salió de la Plaza indignada: no hubo toros, no pasó nada. Esta tarde, ha habido toros y toreros : hemos disfrutado, ha vuelto la pasión a Vista Alegre . Las reses de Garcigrande resultan manejables. El Juli corta dos orejas (que debieron ser tres); Ponce, una (que debió ser dos).

Ponce muestra sus dos caras. En el primero, dibuja preciosos derechazos, un pase de pecho que parece infinito. Por la izquierda, el toro va desigual. Vuelve a la derecha, en muletazos plenos de armonía, con un remate sensacional. La tanda final es de antología. Con el toro rajado, en tablas, traza las poncinas. Se vuelca en la estocada, una pizca desprendida: oreja. ¿Por qué no le dan dos? Da igual: parece difícil torear mejor».

La lección siguió de otro modo en el segundo de su lote: «Al cuarto, bien armado, lo sujeta, rodilla en tierra. El toro protesta, es incierto, en banderillas. Se ocupa de la lidia y brinda al público su último toro de la Feria: lo ahorma, aguanta parones , lo engancha con maestría , sin dejar que se vaya. Esta vez ha sido el Ponce «domador de toros», como se decía de Domingo Ortega. Una faena de mucho mérito y valor seco. ¡Y algunos se impacientan! Hay que saber valorar la lidia, no sólo las faenas brillantes».

4

Morante, por chicuelinas en la Malagueta efe

Morante de la Puebla

Málaga, 21 de agosto. «A cada tiempo, su arte; a cada arte, su libertad. Cada una de esas palabras bombeaba en Morante de la Puebla, irremediablemente distinto, irremediablemente genial con su toreo de ayer y hoy. Si su deslucido primero no terminó de agradarle y enfadó al personal, en el cuarto se rindieron a sus filas hasta sus enemigos », arrancaba su crónica Rosario Pérez.

Y seguía la crónica: «A las ocho y cuarto -a punto de iniciarse el «derbi» Málaga-Sevilla que dividía a los tendidos- fue su tiempo. Ahí comenzó la libertad del arte más auténtico, que por ser el más puro es el más imperfecto ... Bendita su fluidez de ideas, benditas sean las emociones que desperezó.

Dentro de esa imperfección hubo escenas tan perfectas que vencían a la fantasía. Había hecho soñar Morante desde esas verónicas en las que ganaba terreno: cada lance era un verso , cada lance escondía tanto sentimiento que cuando deslizaba las muñecas el capote parecía herir la arena. Sangraba ya la vida de una obra que se superó aún más en cuatro monumentos a Chicuelo, con una media de museo. Aquello eran chicuelinas de verdad y no los pelotones que se ven a destajo. Tan sobre ruedas iba todo que hasta Lili se envalentonó con los palos en un meritorio par. Transcurrían los minutos, pasaba la vida y para esa vida a la que se ha aferrado heroico Jiménez Fortes tras una cornada tremebunda fue el brindis.

Entonces llegó la tauromaquia de otra época, esa que hemos leído, que nos han contado, que contemplamos en las fotos sepia de hemeroteca. El de La Puebla, que antes había enseñado a torear con el capote a quien quisiera tomar nota, se sentó en el estribo y ahondó en cuatro ayudados en honor a El Gallo que reventaron la Malagueta. Ya nadie se acordaba del fútbol... La música arrancó a sonar entonces. Las palmas desprendían fuego de tan estruendosas, los oles se enronquecían. Tomó el sevillano el camino de la derecha, el que conducía a un paraíso de bellísimas imperfecciones . Este «Feriante» se movía sin clase, tónica del deslucido sexteto de Cuvillo, con algún ejemplar que tenía de trapío de primera lo que un triciclo en una autopista.

Con ese rebrincado viaje, la limpieza era imposible, lo escribo para los míster Fairy que piden castañas a la encina. Eso sí, no hubo ni pizca de grasa de cebo, todo era de bellota en una faena que, sin ser rotundísima por la condición del oponente, estuvo salpicada de maravillosos detalles, con recortes de pinturería, con esos kikirikís y esas trincheras, con esa manera de andar y salir de la cara del toro en ese aquel tan Bienvenida. Con la mano del pincel cimentó la obra, y fue de mitad hacia delante, tras ir ahormando y adueñándose de la embestida, cuando trazó dos tandas de seducción absoluta . Una gozada el toreo a dos manos, por alto y por bajo. Valientes y profundos los ayudados para cuadrarlo, con los pitones en la hombrera. Enterró una estocada a la primera, que no podía ser perfecta en este edén de bendita imperfección. Se pidieron con ímpetu las dos orejas , pero solo se le concedió una. En nuestra memoria queda la torería para el recuerdo».

5

Las lágrimas de Urdiales efe

Diego Urdiales

Bilbao, 29 de agosto. Diego Urdiales vive la cumbre de su carrera en una faena de emociones, con lágrimas que no puede contener tras poner de acuerdo a todos. Fue con el cuarto de la tarde.

Así lo contaba Andrés Amorós: «El cuarto, «Favorito», castaño, de 544 kilos, embiste con gran nobleza, con ese «tranco de más» (Pablo Lozano dixit) que los buenos toros del encaste Núñez tienen. Urdiales vuelve a lucir su estilo en muletazos pausados, armoniosos, al son de la preciosa «España cañí» (ese título que, ahora, algunos ignorantes menosprecian). Cuando el toro se apaga, los pases, muy lentos, muy reposados, levantan un clamor: un ejemplo de toreo de verdad, puro y clásico , sin trampa ni cartón. El remate, pleno de torería, y la gran estocada exigen las dos orejas.

Sentado en el estribo, antes de recibir las orejas, lloraba Urdiales lágrimas de hombre, al ver cumplido su sueño: ¡cuántos días de esfuerzo y dureza para llegar a éste! Mientras tanto, todos, de pie, aplaudíamos, entusiasmados. Su toreo reposado me ha recordado la frase de Cañabate, en Bilbao: «Las sardinas de Santurce y el buen toreo hay que paladearlos con el mismo reposo». Pero Diego es riojano, iba v estido de rioja y oro . Sus muletazos han tenido la suavidad del mejor vino de Rioja, que nunca empalaga; y, con el bravo alcurrucén, ha alcanzado el oro de la gloria. Lo dijo el maestro Marcial Lalanda: «Un toro bravo y un torero clásico: no existe una belleza comparable».

6

Talavante, con las dos rodillas por tierra PALOMA AGUILAR

Alejandro Talavante

Madrid, 29 de mayo. El extremeño enloqueció Madrid con una faena plagada de originalidades. Lo escribió así Amorós:

« Alejandro Talavante , muy querido en esta Plaza, posee una cualidad importante, sobre todo, en estos tiempos tan gregarios: la personalidad. Sin redondear el triunfo, deja una tarde para el recuerdo .

El quinto parece renquear, quedarse corto, pero Talavante comienza con seis de rodillas; en uno de ellos, cuando ya se le veía cogido, se libra con un muletazo cambiado. L as palmas echan humo. Después, hace el poste, con aguante, y se lo saca por detrás; sorprende al público con recursos; insiste en las manoletinas y el cambio de mano. El tendido de Sol vibra. Pero vuelve a pinchar, haciendo mal la suerte. A pesar de eso, da la vuelta al ruedo. A la faena le ha faltado estructura, unidad, orden, pero ha tenido originalidad y gancho».

Y en directo lo narramos así: «Talavante, que había encantado con el capote, echa las dos rodillas por tierra. Emocionantísimo. Se inventa una arrucina en un comienzo deslumbrante . Valentísimo. Ruge Madrid. Faena de triunfo con otro toro encastado con cosas muy originales. Improvisa un circular invertido, las manoletinas ceñidas. Pero pincha. Dos pinchazos y estocada. Aviso. Vuelta al ruedo».

Se lidiaron toros de Juan Pedro Domecq.

7

López Simón, rodilla en tierra PALOMA AGUILAR

López Simón

Madrid, 24 de mayo. «Por primera vez, abre la Puerta Grande, en la Feria, un torero de a pie: un diestro relativamente modesto, López Simón -contaba Andrés Amorós-. Ya lo había logrado, sin poder disfrutarlo, el 2 de mayo. Esta tarde, se gana del todo al público, jugándosela de verdad, con valor sereno, sin trampa ni cartón; lo mismo en el tercero, un manso manejable, que en el muy complicado sexto.

El tercero se llama «Diablo» : no es para tanto pero sí impresiona por sus pitones, casi alirados; es manso pero se mueve mucho, se duele en banderillas. López Simón lo llama de largo, aguanta mucho, liga bien las encastadas embestidas. La faena no es perfecta pero tiene emoción y mérito. Estocada a toma y daca, de valiente: una oreja. El sexto luce también dos velas muy serias. Mueve bien el caballo y mide el castigo Tito Sandoval. El diestro está firmísimo: aguanta con los pitones en el pecho, emociona al público por su valor consciente, auténtico. Aunque pincha una vez, la gente exige la oreja: triunfal salida a hombros.

¿Es tan difícil Las Ventas como algunos dicen? López Simón se la ha ganado con las infalibles armas de siempre : entrega, valor y toreo serio. Merece que lo vean también en otras Plazas».

8

Morenito, a hombros en Las Ventas efe

Morenito de Aranda

Madrid, 2 de mayo. Tarde inolvidable de principio a fin según narraba Andrés Amorós:

«La festiva corrida del dos de mayo, que comienza con peñas y gritos, resulta emocionantísima, cobra pronto tintes dramáticos, que se convierten en la admiración por las gestas de los toreros.

Ángel Teruel sufre una grave cornada y pasa a la enfermería. Mata el toro Morenito de Aranda. En el tercero, López Simón realiza una emocionante faena, es herido después de la estocada y corta una merecida oreja. Ahora viene lo extraordinario: sin poder moverse, con un torniquete, López Simón pide que se cambie el turno para no dejar los demás toros a Morenito de Aranda, el único que, a estas alturas, queda incólume. Lógicamente, es una locura; taurinamente, una hazaña. Y a ese toro todavía le corta una oreja. En el siguiente, Morenito de Aranda culmina su buena tarde con una gran faena, bien rematada , y corta las dos orejas. Conclusión: Morenito sale a hombros por la puerta grande; Teruel y López Simón pasan a la clínica, con graves cornadas. Así es de dura y de heroica la Fiesta. Contribuye a esta tarde inolvidable una gran corrida de Montealto.

Por el percance de Teruel, Morenito de Aranda mata cuatro toros : primero, segundo, quinto y sexto. Lleva ya diez años como matador y es el momento para lucir su madurez. Muestra su disposición yéndose a porta gayola en el primero. Realiza toda la faena por la izquierda: buenos naturales pero uno a uno, sin poder ligar porque el toro no repite. Mata con decisión. Lidia en quinto lugar el cuarto, «Frutero», castaño, muy serio, que resulta extraordinario. Vuelve a irse a porta gayola. Se luce Luis Carlos Aranda en banderillas, con su estilo único (¡de casta le viene!). El toros se mueve mucho, se come la muleta . Morenito lo aprovecha, le da distancia, torea con decisión y con gusto , logra algún muletazo a cámara lenta. La gran estocada pone en sus manos las dos orejas y le abre la Puerta Grande».

9

Rafaelillo, en un desplante a cuerpo limpio paloma aguilar

Rafaelillo

Madrid, 7 de junio. Con Miura y Rafaelillo se vivió un pasaje emocionante. ABC lo contó así:

«En el cuarto, noble, Rafaelillo logra una gran faena, valiente y torera , no culminada con la espada.

Todo cambia en el cuarto, «Injuriado», cárdeno bragado, de 606 kilos, espectacular de salida. Lo recibe Rafaelillo con larga de rodillas y buenas verónicas. También de hinojos, comienza la faena. El toro mete la cabeza muy bien. Dándole sitio, el diestro logra buenos derechazos, bonitos cambios de mano, algún natural muy lento: se coloca bien, liga y se adorna. Una faena de buena técnica , gran decisión y notable gusto. Con el público entregado, mata a la tercera. Le obligan a dar una vuelta clamorosa de verdad . Si hubiera acertado con la espada, ¿le hubieran dado una oreja o dos? No estoy seguro...

Rafaelillo, con el cuarto toro, nos ha hecho sentir la emoción que buscamos, en una corrida de Miura. Ha estado hecho un auténtico jabato y también ha toreado con gusto. Sus lágrimas, al dar la vuelta al ruedo, son lágrimas de hombre y de torero ».

10

Perera, en un lance rodilla en tierra en Cuatro Caminos serrano arce

Miguel Ángel Perera

Santander, 23 de julio de 2015. «Nació la admirable «furia» del titán Perera -escribió Rosario Pérez-. Sus escenas encendieron al respetable, que tiró de amor propio y arrasó como una apisonadora. Tres orejas para Perera y una para El Juli fue el balance. Miguel Ángel se merendó la tarde y se ganó al personal, a cercanos y extraños. Aplaudían puestos en pie desde su mujer y sus suegros a Revilla, entusiasmado con el arrimón que el pacense se pegó en el cuarto. Antes había calentado las palmas mientras trenzaba unos pases cambiados en el mismísimo platillo sin inmutarse. Y de ahí al toreo largo y de mano baja , de poderío y temple. Hasta que «Miliciano» se fue apagando y se metió en terrenos que no eran ojedistas sino pereristas. ¡Tremendo! Qué manera de jugar para acá y para allá con el toro hasta despojarse de la ayuda y marcarse unas luquinas. Enterró la espada y los tendidos se colmaron de blanco. Dos orejas de unánime solicitud».

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