Oreja para Adame y Leonardo en Bayona
Castella y Fandiño pincharon el premio con exigentes garcigrandes
El diestro mexicano Joselito Adame cortó una oreja en una exigente corrida de toros de la ganadería de Garcigrande celebrada en la ciudad francesa de Bayona, en un festejo mixto en el que el rejoneador Leonardo Hernández paseó un trofeo.
Sebastián Castella no se acopló del todo con el primero de Garcigrande, un toro pronto, muy humillado pero rebrincado, que embistió con mucha transmisión en el capote. Fue bravo en varas, pero el aire complicó la tarea del torero que, al querer torear con los vuelos, sufrió unos pocos enganchones.
Hubo muletazos hondos pero el conjunto, siendo de mucho mérito por la exigencia del toro, careció de rotundidad. Mató a la primera y saludó una ovación desde el centro.
El cuarto rompió a bueno después de una tanda inicial de doblones mandones y llenos de torería. Castella enjaretó entonces series de mucho empaque por ambos pitones, aprovechando la embestida del de Garcigrande, que lo hizo todo al galope. Una vez venido a menos el toro, Castella acortó distancias y de no haber matado de una atravesada antes de buena entera le hubieran pedido las orejas.
El primero de Fandiño embistió con profundidad y fijeza siempre que el torero le bajó la mano y lo llevó largo. Lo consiguió mejor por el pitón izquierdo en un par de tandas encajadas y rotundas, así como, muy al final, una por el lado derecho de igual importancia. El conjunto tuvo mérito porque el toro tuvo temperamento y no perdonó ni una.
Fandiño pinchó dos veces antes de agarrar una buena estocada, escuchando un aviso y perdiendo un trofeo seguro.
El quinto pareció mejor de lo que fue a la postre y Fandiño aprovechó sus embestidas profundas de salida para dibujar unos lances ajustados, encajados y de gran empaque. Luego el toro se puso a la defensiva , no rompió nunca par adelante y la faena decayó. Mató de estocada trasera y descabello.
El tercero fue un toro exigente y poco formal, algo montado y frentudo, frente al cual Joselito Adame anduvo muy firme sin poder lucirse de otra manera que por su valor. Una vez sometido el toro se fue a tablas.
El último alternó embestidas muy entregadas y amagos de huida. De hecho, empezada en el centro, la faena acabó en tablas donde el toro le permitió a Adame tirar de oficio para levantar la tarde y cortar la única oreja de la parte de a pie después de una estocada de efecto rápido.
