Valencia: los tres toreros a hombros

Manzanares, Castella y Hermoso abren la puerta grande tras una tarde memorable con un cuvillo de vuelta al ruedo

Valencia: los tres toreros a hombros ABC

ANDRÉS AMORÓS

Un gran toro de Núñez del Cuvillo, «Astusito», premiado con la vuelta al ruedo, propicia la elegante faena de Manzanares , que corta orejas; de momento, es el triunfador de la Feria. Le acompañan en la salida en hombros Castella y Hermoso de Mendoza : ¡todos felices!

Los anteriores festejos han durado dos horas y tres cuartos. Es lo habitual, ahora, pero es excesivo. Ante todo, por los fallos con la espada: el viernes, sonaron nada menos que siete avisos. Eso, antes, se hubiera considerado un desastre; ahora, «no passa nada» (la expresión del maestro Antonio Burgos, para retratar la España actual); un diestro que ha recibido cinco avisos dice que hay que quedarse con lo bueno... Además, abundan los tiempos muertos y se han puesto de moda las faenas inacabables: cuando el toro está ya «pidiendo la muerte» ( sabia expresión clásica), el diesro sigue dando circulares invertidos, manoletinas, bernadinas y toda clase de «inas»... Es un profundo error. Gregorio Sánchez mató seis toros , en Madrid, en menos de hora y media, cortó orejas y salió a hombros.

En el cartel del día grande de San Jaime, la moda actual de un rejoneador y dos diestros. Por muy bueno que sea Pablo Hermoso de Mendoza , no me gusta. Prefiero lo tradicional: un rejoneador y tres espadas (por ejemplo, López Simón, la gran revelación de la temporada).

En el primero, Hermoso levanta olés en los quiebros y galopa a dos pistas con «Berlín»; «Viriato» le deja llegar muy cerca; con «Pirata» remata la faena, de impecable clasicismo: oreja. Con «Napoleón», lidia perfectamente al cuarto: como un buen muletero, con suavidad, sin dar un tirón. «Disparate» hace honor a su nombre (en el buen sentido), levanta un clamor. Mata a la segunda - el único pero a una labor casi perfecta – pero logra otra oreja y la salida en hombros.

El primer cuvillo es bondadoso pero tiene las fuerzas justas. Castella liga aceptables muletazos , deslucidos por las caídas de la res. Ni el arrimón final aporta la emoción que el soso toro no tiene. Mata a la primera pero escucha un aviso. En el quinto, bravo en varas, se luce en un quite Víctor Manuel Blázquez, el sobresaliente. Comienza Castella haciendo el poste; aguanta con firmeza las encastadas embestidas pero se producen enganchones. Una labor afanosa, prolongada con alardes de valor . Suena el aviso antes de entrar a matar. Logra una buena estocada: dos generosas orejas.

El tercero va dos veces de largo al caballo y derriba. Saludan Curro Javier y Luis Blázquez . El toro es noble, repite. Manzanares lo engancha en muletazos con empaque, sin apreturas. Su estética mediterránea encandila a este público; sobre todo, en algún cambio de mano que no acaba nunca... El toro ha sido excelente: algunos llegan a pedir el indulto. Entrando de muy lejos, como suele, logra un estoconazo: dos orejas y justa vuelta al ruedo al buen toro. Recibe con una larga de rodillas al último, que rueda por la arena después de la primera vara. Vuelve a lucirse su cuadrilla. José María, arropado por su público, traza elegantes derechazos , da pausas, pero el toro flaquea, se apaga, no cabe lucimiento. Vuelve a matar con eficacia.

Los tres salen a hombros. La tarde ha sido triunfal , típicamente valenciana, pero el festejo ha durado más de dos horas y media: demasiado. Además de rito y cultura, una corrida de toros es un espectáculo: como en todo espectáculo, la duración es básica, determina en gran medida el entusiasmo o el aburrimiento del público. ¿Lo aprenderán, alguna vez?

POSTDATA. Ha declarado Alfred Bosch, de Esquerra , sobre la retirada del busto de don Juan Carlos, en el Ayuntamiento de Barcelona: «Peor habría sido reventarlo». No cabe duda. Este mismo personaje, que apoyó a Gibraltar para liberarlo de España, es el que más se opuso, en el Parlamento , a la declaración de la Tauromaquia como patrimonio cultural. (Pero sí que aceptó el Premio «Josep Pla» : un escritor ahora denigrado por «franquista»). Todo encaja.

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