Álvaro Lorenzo y Varea, claras promesas

La feria de Valencia utiliza la fórmula de moda de los seis novilleros en su comienzo

andrés amorós

La Feria de Julio de Valencia comienza con una fórmula ahora de moda: seis novilleros (tres, de la tierra: Beltrán, Expósito y Climent) . Se añade variedad, pero se limita la oportunidad: sólo un novillo para cada uno. Se ha retrasado la hora de comienzo y la entrada es muy aceptable. Las reses del Ventorrillo, con casta y juego aceptable, pero fuerzas justas.

A Fernando Beltrán se le recuerda por un triunfo en Algemesí. Esta es su primera tarde de la temporada. En el primero, muestra buen estilo con capote y muleta, pero el novillo flaquea demasiado y tarda en matar. (Pinchazo y dos descabellos: aviso, silencio).

Posada de Maravillas ha cortado oreja este año en varias plazas (incluida Madrid). Brinda al Soro . Citando de largo, logra muletazos estéticos, con clase y personalidad, pero la faena es desigual. (Buena estocada: aviso, saludos).

Al tercero, un torito, que sale suelto, Álvaro Lorenzo lo dobla muy bien, liga excelentes muletazos, con mando y temple. (La buena escuela de los Lozano es evidente). Estocada caída y descabello: oreja. Si no prolonga y mata bien, hubiera cortado dos: es una clara promesa . Torea su segunda corrida del año el espigado Jorge Expósito, de Algemesí. Muestra gran voluntad, pero los enganchones deslucen la faena y pasa un quinario con los aceros (nueve pinchazos y cuatro descabellos: aviso, pitos).

Cristian Climent, de El Puig , recuerda al Soro, en sus comienzos: larga a porta gayola, galleos, gaoneras... También da espectáculo con las banderillas, cerradas con un quiebro al violín que levanta el clamor popular. Comienza la faena de rodillas, aprovecha la nobleza del novillo en una faena que tiene más entrega que calidad. Es un tipo de novillero que siempre ha gustado aquí. Y se entrega al matar: estocada, oreja, petición de la segunda y dos vueltas.

El castellonense Varea puede llegar a ser figura: lancea con temple, consigue reducir la velocidad de las embestidas. Le falta madurar, claro está. El sexto, un bonito jabonero , se queda corto, protesta, pero lo mete en el engaño, corre la mano con suavidad, le saca más de lo que el novillo merece. Sólo falla con la espada. (Dos pinchazos y estocada: aviso y saludos).

Recuerden estos dos nombres: Álvaro Lorenzo y Varea. El primero, un nuevo fruto de la gran «fábrica» de los Lozano, basada en el dominio clásico; el segundo, un artista singular. Los dos, claras promesas de buenos toreros.

Álvaro Lorenzo y Varea, claras promesas

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