Un rotundo Perera entusiasma en Roquetas y sale a hombros con Ponce
Talavante cortó una oreja
Miguel Ángel Perera cosechó un triunfo rotundo de cuatro orejas este sábado en la localidad almeriense de Roquetas de Madrid, saliendo a hombros junto a Enrique Ponce, que logró un apéndice de cada toro de su lote, mientras que Alejandro Talavante echó a perder una gran faena con la espada.
Toros de Alcurrucén , el segundo como sobrero, bien presentados y de buen juego en líneas generales. El que cerró plaza, el más complicado.
Enrique Ponce: estocada (oreja); y estocada (oreja).
Miguel Ángel Perera: estocada y descabello (dos orejas); y gran estocada (dos orejas).
Alejandro Talavante: tres pinchados y estocada (ovación); y pinchazo y estocada (oreja).
La plaza se llenó en tarde agradable.
El primero de Ponce salió muy abanto de salida, sin querer saber nada de capotes. Dos varas en el caballo ayudó a fijar al animal, al que el maestro de Chiva toreó con mucha plasticidad en una faena basada por el pitón derecho. Una estocada, que tiró al toro sin puntilla, le puso en las manos la primera oreja de la tarde.
Con el cuarto se vio a un Ponce en maestro con un alcurrucén que se quedaba corto, no la quería y terminó obedeciendo la muleta del valenciano como uno de carril por ambos pitones. Gran estocada y la segunda oreja que le abría la Puerta Grande.
Perera sorteó en primer lugar un toro con muchos pies en el primer tercio, al que cuidó en varas, lo que hizo que llegara a la muleta moviéndose, lo suficiente para que el extremeño lo encelara en una faena de corte encimista y emocionante . Broche por bernadinas, y no importó el descabello que precedió a la estocada para que cortara las dos orejas.
Con el quinto, Perera enloqueció a los tendidos con una v ibrante faena a un gran toro de Alcurrucén , con el que estuvo sublime. Profundidad y cadencia en los muletazos, enganchando (al toro) muy adelante y vaciándolos muy atrás, e interminables los circulares y cambiados por la espalda. Gran estocada y otras dos orejas con fuerte petición de rabo.
Talavante saludó al tercero con un farol de rodillas, y posteriores verónicas y chicuelinas, para cerrar con una media de cartel. Tampoco fue muy castigado en el caballo el de Alcurrucén, que llegó a la muleta con acometividad y nobleza. Soberbia faena de Talavante al natural, aunque también el toreo a derechas tuvo mucha enjundia. Todo muy reunido, compacto y, sobre todo, sentido. Lástima que fallara a espadas, perdiendo aquí un triunfo grande más que seguro.
El sexto fue e l garbanzo negro de la corrida, toro con tendencia a puntear los engaños y muy incierto en sus acometidas. Talavante puso empeño y acabó cortando una oreja, premio a perseverancia.