Talavante corta tres orejas en Sanlúcar

Ponce da una vuelta al ruedo

Talavante corta tres orejas en Sanlúcar efe

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El diestro Alejandro Talavante, que cortó tres orejas, fue el gran triunfador del festejo celebrado este sábado en la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda, con motivo de su feria de la Manzanilla.

Toros de Santiago Domecq, bien presentados, descastados y deslucidos, a excepción del sexto, que fue el de más clase del envío.

Enrique Ponce, silencio y vuelta al ruedo.

José Antonio "Morante de la Puebla", silencio y ovación.

Alejandro Talavante, dos orejas y oreja.

La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde calurosa.

El primer toro de Enrique Ponce fue un animal descastado, que se negó en redondo a pasar en la muleta. Por si fuera poco, el valenciano lo despachó de un "sartenazo" infame.

Su segundo fue un burraco de bonita lámina, con clase en las embestidas, lo que permitió a Ponce exprimirlo por el pitón derecho. Al natural, el toro, que iba a menos, hizo amago de rajarse, y el de Chiva volvió al toreo en redondo para cerrar faena con templados pasajes y un cambio de mano de auténtico cartel, amén de varios detalles por bajo y su ya famosa 'poncina' que levantaron al público de los tendidos. Pero falló a espadas y perdió opción de tocar pelo, por lo que tuvo que conformarse con una vuelta al ruedo sin trofeo.

Morante de la Puebla se lució a la verónica en el saludo capotero a su primero, al que castigaron mucho en el caballo, lo que, sumado a su blanca y deslucido condición, hizo que se defendiera, lo que hizo que el sevillano no pudiera lucirse más que en una serie con la derecha.

Su segundo fue un toro sin casta, que se defendía, y con el que sólo destacó en una serie en redondo.

Talavante sacó a los tendidos del aburrimiento al interpretar un quite por chicuelinas en su primero. El arranque de faena, un primor, a base de estatuarios en los medios y toreo al natural sin enmendarse, toreando, a continuación, con largura y temple.

El toro hincó los pitones en la arena de tanto someterlo y cambió su condición, motivo por el que el toreo en redondo instrumentado por Talavante no tuvo la chispa ni la gracia del inicio de faena. Remató su faena con manoletinas y colocó un volapié perfecto. Dos orejas.

El sexto de la tarde fue el que más clase tuvo, y Talavante toreó con pulcritud y buen gusto al natural. Muletazos de mucha importancia para cambiarse la pañosa de mano y volver a templar por el otro pitón. Una faena en los medios que no llegó a calar lo que debió en el tendido. Pinchazo y estocada, tardó en doblar y todo quedó en una oreja.

Talavante corta tres orejas en Sanlúcar

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