Crítiica de danza
Las «Sombras» de Sara Baras iluminan el Maestranza
La bailaora gaditana presentó su último espectáculo tras siete años de ausencia en el coliseo sevillano
No podía volver de mejor manera. El regreso de Sara Baras al teatro de la Maestranza , tras siete largos años de ausencia, ha sido por la puerta grande, o como se dice en la otra Maestranza, por la puerta del Príncipe. Y es que la bailaora gaditana estrenó en la noche del viernes su espectáculo «Sombras» , con un teatro lleno, entregado y cuyo respetable se puso en pie aplaudiendo incluso antes de terminar la obra.
«Sombras» conmemora los 20 años de su compañía y para ello Sara Baras ha creado una obra que rinde homenaje a sus maestros, a aquello que ha aprendido y evolucionado en estos años. El espectáculo de la Premio Nacional de Danza consta de trece coreografías con ritmos trepidantes del flamenco, que se inician en el palo icónico de la bailaora, la farruca , donde está elegantemente sola, y con ese riesgo asumido que tanto ama, desarrollando su espectacular baile tan pegado a la tierra.
La obra es pura poesía, y no lo digo sólo por los textos que Sara Baras lee en off y de los que es autor Santana de Yepes, sino por la obra en sí misma. Cuidada hasta el más mínimo detalle, casi diría que con mimo, con una rotundidad escénica y un impresionante diseño de luces, obra de Oscar Gómez de los Reyes , «Sombras» es un goce para los sentidos y un despliegue de energía.
Con música compuesta por el gaditano guitarrista Keko Baldomero, de magnífica factura, el recorrido coreográfico de la obra transcurre partiendo desde la farruca, por zapateados, romance, serrana, mariana, tangos, alegrías y bulerías entre otros palos, pero eso sí, son, como Sara Baras dice, reinterpretados por artistas de hoy día, sin perder por ello un ápice de su vigor histórico. Dos momentos especiales, el Vals de Leonard Cohen con letra de García Lorca y versión de Baldomero, que es espectacular y el dúo que hace con el saxofón del sanluqueño, Diego Villegas, (genial con esa armónica tan flamenca), sin olvidar el fragmento con el violín de Ara Malikian .
No se quedaron atrás Rubio de Pruna e Israel Fernández al cante, con una trepidante percusión de Antonio Suárez y Manuel Muñoz «Pájaro». La conjunción del atrás, que compone diferentes cuadros con los bailaores, es eficacísima.
Si el zapateado de Sara Baras siempre es excepcional, en «Sombras» adquiere un mayor protagonismo por su musicalidad medida exquisitamente. Espectaculares contratiempos imposibles de creer en ocasiones, pero que no van sólos, porque el braceo en esta obra es una de las características de los diferentes bailes así como los remates tan flamencos.
Es ésta una obra de madurez, donde la creatividad de la bailaora se ha volcado no sólo en su baile, sino en la puesta en escena coral de toda la compañía. Nadie está en el atrás. Las cuatro mujeres y dos hombres que componen el cuerpo de baile transmiten las misma energía y rotundidad que la cabeza de cartel. «Sombras» es un gran espectáculo que tuvo en su estreno en Sevilla un emotivo momento, cuando casi al finalizar la bailaora rindió homenaje a Cristina Hoyos que se encontraba en la sala, «maestra» le dijo, mientras se enfundaban ambas en un abrazo en mitad del patio de butacas, ante un público en pie que les rendía homenaje.
Una noche en la que parecía que la lluvia feroz de estos días había desaparecido, donde las «Sombras» de Sara Baras dieron luz a un Maestranza lleno a reventar, y un público que sin duda no debe esperar otros siete años para volver a ver a la bailaora gaditana.
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