Sevilla
Matteo Sedda y su ceremonia de las ofrendas
Estreno en el Teatro Central de la coreografía del creador belga Jan Fabre
![El bailarín Matteo Sedda, en un momento del espectáculo](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2019/04/07/s/matteo-sedda-k9EH--1248x698@abc.jpg)
Del techo del teatro cinco largas hileras de cuerdas de lana de colores que acaban en agujas que parecen terminar en una luz, formando unas ondas sobre el bailarín. Parece lluvia. Matteo Sedda vestido con un montón de capas, faldas, abrigos y sombrero negro, se queda quieto debajo de esta especie de partitura de color.
A lo largo de los años, Jan Fabre , ha creado varios proyectos de solos para sus intérpretes, incluyendo solos de danza, monólogos de teatro tales como «Angel of Death y Another Sleepy Dusty Delta Day» (con Ivana Jozic), «Preparatio Mortis» (con Annabelle Chambon), «Quando l’uomo principale è una donna» (con Lisbeth Gruwez).., a la que por cierto pudimos ver la pasada semana en el teatro de la Cartuja, entre otras propuestas.
Dorcas (que es la palabra griega para «gacela») se describe en el Nuevo Testamento como una seguidora de Jesucristo. Fue principalmente conocida por sus buenas acciones, su caridad y generosidad. Fue muy hábil cosiendo prendas de vestir y entregándoselas a los pobres, sobre todo a las viudas. Cuando murió el apóstol San Pedro la resucitó de entre los muertos y se convirtió en la primera mujer discípula.
«The generosity of Dorcas» es un solo de danza de 50 minutos fascinante y en ocasiones conmovedor. Al bailarín se le ven las manos y las piernas embutidas en guantes y medias blancas. A veces sus manos son como las de un mimo, otras veces como las de un prestidigitador. El movimiento es hipnótico . Matteo Sedda no para en los 50 minutos de danza y también de interpretación, porque su voz se puede oír y también sus jadeos. Sus labios están pintados de blanco, como si fuera un cadáver resucitado. A través de este ritual, el bailarín empieza a tirar de esas tiras de colores que terminan en agujas, y en una especie de ceremonia sadomasoquista, empieza a clavarlas en la ropa una a una, dejando luego cada prenda en el suelo como si fuera una ofrenda al público, en recuerdo a la generosidad de Dorcas. Sí, tal y como imaginan, termina clavándose un par de agujas en su cuerpo, en cada uno de los agujeros de sus orejas, y ya casi sin ropa finaliza el espectáculo que ha recorrido una especie de ceremonia iniciática muy propia de la estética Fabre.
Mención muy especial al músico y compositor Dag Taedelman, uno de los habituales colaboradores del coreógrafo belga, son ya seis piezas las que ha creado para él, que ha compeusto un tapiz sonoro que va in crescendo hasta alcanzar un clímax realmente grandioso y espectacular.
Sedda es un bailarín fascinante , no solo por su interpretación, sino por su capacidad física, giros, saltos, esa forma que tiene de hacer temblar todo su cuerpo a enorme velocidad, o al mismo tiempo coger el espacio sin que quede un centímetro sin ocupar, porque su personalidad artística es tremenda. Un solo típico de Fabre pero que Sedda ha hecho suyo y que puso al público en pie al final del espectáculo.