Sara Baras: «El Teatro Maestranza me ha visto crecer»
Tras siete años de ausencia la bailaora vuelve a Sevilla para estrenar «Sombras»
Sara Baras vuelve al Teatro de la Maestranza de Sevilla, y lo hace tras nada menos que siete años de ausencia para presentar su última creación «Sombras» . Por el coliseo sevillano han pasado sus creaciones «Mariana Pineda» o «Juana la Loca» que supusieron su consagración a nivel internacional, «pero siete años es mucha ausencia», dijo la artista. Ahora se desquita con nada menos que tres días: 22, 23 y 24 de noviembre, con entradas casi agotadas.
«Sombras» es una obra que Sara Baras creó hace dos años para conmemorar el 20 aniversario de su compañía. «Ya vamos para 22, y parece mentira. No he perdido ni un sólo gramo de la ilusión de aquella época», dice la gaditana.
Confiesa la bailaora que pisar el Maestranza «ha sido como volver a casa. Este teatro me ha visto crecer, bailé aquí siendo casi una niña y siempre ha significado mucho en mi carrera porque yo adoro Sevilla».
En esta ocasión, además de con su compañía habitual, Sara Baras cuenta con dos colaboraciones de excepción, la del violinista Ara Malikian y el músico sanluqueño, Diego Villegas .
«Sombras», según Sara Baras, es una obra que refleja su evolución. «Parto de la farruca, un palo que ha marcado mi carrera y que ahora ya es habitual que lo baile una mujer. Hay otros palos antiguos pero hechos por flamencos del siglo XXI. Yo bailo por serrana, el vals de Leonard Cohen con la letra de García Lorca , me doy ese gusto. Y no salgo al principio y al final, sino que estoy todo el tiempo en escena. Bailo por alegrías, claro, pero ahora lo hago igual pero distinto porque ya he vivido mucho».
En escena, músicos como Keko Baldomero , los cantaores Rubio de Pruna e Israel Fernández; en la percusión, Antonio Suárez y Manuel Muñoz, «Pájaro» ; y los dibujos del garabatista Andrés Mérida con los textos de Santana de Yepes .
Para la bailaora este montaje es un regalo. «La gente ve la palabra sombra como algo negativo, y yo no, creo que es donde te cobijas, la silueta de alguien bailando. Yo quiero rendir homenaje a mis maestros en esta obra, y poner en escena coreografías o personas que te han marcado en tu vida y que te hacen ser lo que eres».
Sara Baras dijo que venía a Sevilla «a dejarme el alma» y que se encontraba en un momento personal y profesional de madurez «maravilloso. Tengo una compañía que sigue siendo reclamada por el público, y esto es un trabajo de equipo, un equipo que me sigue hace más de veinte años, y también de mi familia. Porque tengo un niño y al ser madre hay cosas profesionales que he podido hacer gracias al apoyo de la familia. La conciliación es difícil, mucho. Para mí no ha sido un sacrificio tener un trabajo y ser madre, el sacrificio es tener un hijo y no tener trabajo», confiesa la artista.
Sus padres
Su madre Concha Baras fue quien la inició en el mundo del flamenco y el baile. «Ella me ayudó a amar este arte, pero le debo mucho también a mi padre (coronel de Infantería de Marina), porque él me enseñó el orden y yo siempre he tenido un alto sentido de la responsabilidad. Cuando todo se hace con orden, sale bien».
Confiesa que de momento no ha pesando en parar su carrera, únicamente lo hizo el año en que tuvo a su hijo. «Tengo mucho que aprender aún y ya llegará el tiempo en que la vida me diga cuándo me tengo que echar a un lado para que entren nuevas generaciones. De momento, cuando físicamente estás preparada, la madurez artística llega de una forma diferente, te motivas igual, pero la energía la controlas tú y no al revés».
Dijo que perdía «alrededor de dos kilos por función. Me alimento bien, duermo bien, me cuido, pero tampoco nada excepcional. Lo que ocurre es que a mí la responsabilidad que tengo, con todo el personal que depende de mí, me hace tener cuidado a la hora de trabajar».
Dice la bailaora que es un momento fantástico para la mujer en el flamenco. «Estamos consiguiendo estar donde queremos, antes también había grandes figuras, pero al final la cena al niño la hacía la mamá. Somos una generación que valoramos más la independencia y hemos conseguido esa igualdad que en el flamenco se nota mucho».
Sara Baras es rotunda cuando afirma que «el flamenco necesita de la técnica para tener un vocabulario amplio, pero también necesita olvidarla para conseguir la verdad que precisa este arte. Eso es lo que yo quiero transmitir a las nuevas generaciones». Sobre los 22 años de su compañía asegura que hay algo que le ha dado: «libertad para hacer lo que quiero y también que mi nombre ayude a causas solidarias como a la Asociación Mi princesa Rett con la que colaboro hace años». Embarcada en causas solidarias, también ha aportado a la Fundación Vicente Ferrer , o la Lucha contra el cáncer, entre otras.
Algún proyecto nuevo ronda su cabeza, pero aún le quedan muchas funciones con «Sombras». «Tengo compromisos hasta finales de 2020, por lo que lo nuevo no llegará hasta 2021. En enero actúo en el Teatro Real de Madrid junto a Luz Casal en un concierto de Año Nuevo, y luego vamos a hacer seis meses de temporada en Madrid a partir de enero. Después nos queda una gira por Asia, Australia y Brasil. Así es mi vida y me encanta poder dedicarme a lo que me gusta»».
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