Crítica de teatro
El peso del hito
'La odisea de Magallanes-Elcano' logra en algunos momentos ser didáctica, fiel a la literatura, al relato histórico y crear emoción
El desafío podría resumirse así: ¿se puede ser didáctico, fiel a la literatura y a los documentos históricos, minucioso en el relato y, al mismo tiempo, elevar de alguna manera toda esta memoria y trascenderla escénicamente hacia la emoción? Esto es lo que intenta «La odisea de Magallanes-Elcano» y lo que consigue en algunos momentos, remansos de suspensión —dramáticos, a veces cómicos— que quizás compensen la procelosa y alambicada aventura, en general algo plúmbea.
Así, se tiene la sensación de que los esfuerzos se ponen aquí en cómo evitar ser aburridos en exceso ; es decir, se siente esa consciencia de que la acumulación de trayectos, personajes y datos pueda llegar a ser abrumadora para el público. De ahí la lógica toma de partido por una trabajada pero austera espectacularidad —la escenografía de Allen Wilmer y Gañán y sus mutaciones para adaptarse a los distintos escenarios de la dramática circunnavegación bien valen el precio de la entrada— y por un ritmo acelerado y de alardes coreográficos.
Sin embargo, ni con toda esta inversión en estímulos visuales, sonoros, vocales y gimnásticos, «La odisea de Magallanes-Elcano» deja de pesar demasiado, y puede que, más que en prótesis audiovisuales, el esfuerzo debiera haberse enfocado en desbrozar, condensar y realzar las demasiadas (y, claro, repetitivas) peripecias de las travesías encadenadas.
Uno, al final, se acordaba de las enseñanzas de Manoel de Oliveira en su película sobre Colón o en la adaptación de Claudel: lo verdaderamente interesante es aprovechar el medio cinematográfico para ser aún más teatrales, no para lo contrario.
Por otro lado, con textos de ocho dramaturgos y un elenco amplio —y sobresaliente—, demasiado que Zurro ha logrado ahormar aquí una unidad estilística y rítmica a la que sólo se se le notan un poco las costuras por ese humor —refrescante y que algo «liposucciona» la gravedad del conjunto— que, más que pautar la obra, aparece y desaparece algo caprichosamente.
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