«P. de Partida», un estreno contra viento, marea... y Covid
Raquel Madrid dirige y coreografía esta obra que se estrena en el teatro Lope de Vega de Sevilla el 5 de diciembre
Cuando todo parece que está encarrilado y la vida hecha, el destino te depara sorpresas y hay que cambiar y reiniciarse. Esa sería la historia que Raquel Madrid, bailarina y coreógrafa, quiere contar en esta obra titulada «P. de partida» , que se estrena el día 5 de diciembre en el teatro Lope de Vega. Una creación colectiva de Raquel Madrid, con Anna Paris, Isabel Vázquez y Arturo Parrilla, con la colaboración de Sandra Ortega y los textos y dramaturgia de Cipri López.
Raquel Madrid que firma la dirección y coreografía, dice que «empecé a pensar en esto hace dos años, pero hacer por hacer tampoco tiene sentido. Quería tener algo que contar. Y en verano de 2019 empezó a gestarse todo».
Confiesa que cuando llegó la pandemia, creían que «eso no tenía nada que ver con nosotros. Estábamos ensayando en Calatrava, y de repente dicen, estado de alarma, y bueno, nosotros podemos venir a trabajar... ¿Cómo que no? Enfin, como si no fuera con nosotros. Paramos, claro, y luego reanudamos cuando se pudo. Así que hemos pasado de todo, Covid, cuarentena..., y nosotros, venga, seguimos, y así todo el rato. Estábamos de residencia en el teatro de Morón y al lado había un laboratorio de análisis, y decíamos, un momentito, me voy a hacer una prueba de Covid. Vale, negativo. Como el que iba a comprar cinta americana».
Volver a empezar
La compañía estaba programada para el mes de mayo, y en la obra «P.de Partida» se habla de los puntos de partida vitales, cada uno diferente, excepto el personaje de Anna París, «donde no hay finales, es un personaje atípico, que tira para adelante y no pasa nada, sigue y sigue. Es que en cierta manera siempre se está comenzando algo y cuando piensas que lo tenías todo atadito, la vida te hace ¡zas! y tienes que volver a empezar y reinventarte». Le interesa el tema de hasta qué punto la buena suerte depende de uno y qué control tiene sobre ello, «yo eso lo cuestiono constantemente».
El elenco de la obra son amigos de hace muchos años, «en los ensayos no hemos hecho más que reirnos y disfrutar . Valoramos que esta es una profesión maravillosa. Es un regalo trabajar en un ambiente tan distendido. Además, no existe el quemazón, como llevamos mucho tiempo en esto somos muy adaptables y nos reimos de todo. Hay una tolerancia tremenda, debe ser la edad», dice con humor.
El elenco cambió cuando Sandra Ortega tuvo una lesión y hubo que buscar otra intérprete. «El perfil de Sandra era muy complejo, el personaje es maravilloso, su escena estaba definida y estaba hecho el trabajo de mesa, era complicado buscar otra persona que me convenciera y que tuviera experiencia y ganas. De repente pensé: Isabel Vázquez.La llamé, le conté todo, y le dije que si le interesaba, y me contestó, ¡pues claro, creí que me llamabas por si conocía a alguien que te cuadrase! Y aceptó inmediatamente».
Dice esta abogada metida a bailarina y experta en artes circenses , que el resultado ha sido muy positivo, «soy tan densa que como ha sido todo tan agradable, eso es para mí muy nuevo, a pesar de tener todos los inconvenitentes: lesiones, no tener fecha de estreno, Covid, cuarentena, dime algo que yo lo he tenido. Pues aún así, me lo he tomado bien y la gente, también. Como proceso creativo mucho mejor de lo que me esperaba, y como espectáculo, igual».
Raquel Madrid que es presidenta de la Asociación de Profesionales de la Danza de Andalucìa (PAD), y de la Federación Nacional de Asociaciones de Danza (FECED) sigue colegiada como abogada, «ahora me sirve para los temas de leyes de artes escénicas, donde queremos cambios ya», y recuerda con cariño a su profesor de Derecho Civil, «porque mi examen de entonces fue la herencia de la Pantoja, ¡quien lo iba a decir!. Tomás Rubio Garrido, que era un profesor maravilloso nos ponía un caso práctico de partición de la herencia. Era un gran profesor. Otras pregunta era: régimen jurídico del matrimonio entre Bibiana Andersen y Asdrúbal. Un tipo genial que hizo que me gustara el Derecho Civil».