Crítica de Danza
María Teresa León, en su aniversario
La Phármaco y Luz Arcas hacen una relectura de la escritora y activista española
Un 13 de diciembre de 1988 moría en una residencia de la sierra de Madrid, aquel Madrid que tanto defendió, la escritora y activista María Teresa León . Olvidada por su marido, Rafael Alberti y abandonada también por esa memoria que tanto quiso conservar y que al final de su vida no tuvo.
Un 13 de diciembre de 2019 en el Teatro Central de Sevilla, La Phármaco y Luz Arcas ponían en escena la obra «Una gran emoción política», realizada en coproducción con el Centro Dramático Nacional.
No, no ha sido hecho a propósito, pero parece que el destino ha querido hacerle en el día de su muerte, un homenaje a María Teresa León, la mujer que participó en el salvamento de los cuadros del Prado, activista y feminista, que dirigió teatro, clubs de lectura en zonas desfavorecidas y que fue una adelantada a su tiempo. María Teresa León, sin cuyo libro, «Memoria de la melancolía» no se entiende el exilio. La historia no la ha tratado bien, y quizás si no hubiera estado en la sombra de Alberti, su figura estaría hoy más considerada.
La obra, realizada con música en directo, se divide en dos actos . En el primero, Luz Arcas nos presenta al personaje, pero no es una lectura literal es una alegoría, donde con la coreografía que caracteriza a la creadora malagueña, nos ofrece una pieza llena de intensidad, de un gran trabajo de suelo, no exento de violencia en ocasiones. El lenguaje coreográfico de Arcas se compone de frases más bien cortas que luego van hilando en secuencias. Es su característica más notable. Veinticinco minutos de danza muy intensa y dramática, que termina con la bailarina sobre una montaña de tierra negra.
En la segunda parte la compañía, un total de diez personas, siete mujeres y tres hombres, llenan la escena. Aparece la guerra, el sufrimiento, el amor por España, una escena inspirada en un cuadro de Goya, las bombas, las milicianas que participaron en la defensa de Madrid, «en pie mientras caían las bombas con los pechos pegados contra el corazón», y al final el implacable exilio.
La música creada por Abraham Gragera (que codirige con Arcas) y Carlos González , recorre música clásica, popular española, canciones de la Guerra Civil y romances. Muy buen directo de Carlos González, Felipe Zaragozí y David Santacecilia.
La obra, a la que no le hace falta el texto, aunque comprendo la tentación de incluirlo, está muy bien interpretada, con fuerza, expresión y danza fluida. Una coreografía que nos presenta unas intensa imágenes donde no hay descanso para el espectador porque lo envuelven constantemente. La malagueña Luz Arcas se consagró con esta pieza como una creadora en intenso crecimiento, que ahora ha confirmado con su reciente estreno en los teatros del Canal.
Por cierto, Rafael Alberti ni apareció ni se le esperaba.
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