Manuel Liñán: «Aunque baile con bata de cola, sigo siendo Manuel»

El bailaor granadino estrena en Sevilla su espectáculo 'Viva' en el Teatro Lope de Vega

Los siete bailaores del espectáculo 'Viva' de Manuel Liñán que estrena en el teatro Lope de Vega ABC

Marta Carrasco

'Viva' es como un grito de libertad de un hombre que baila con bata de cola, pero que dice firmemente que sigue llamándose Manuel. El teatro Lope de Vega acoge los días 15 y 16 el estreno en Sevilla de 'Viva', un espectáculo que recoge los recuerdos infantiles de un niño que, en el recóndito rincón de su habitación se ponía faldas, tacones y bailaba.

Manuel Liñán (Granada, 1980) , concibió este espectáculo en el año 2019 y se estrenó en los teatros del Canal de Madrid.

En danza no es extraño los roles de mujer hechos por hombres, al menos en el origen fue así, y luego por ejemplo, los Ballets de Montecarlo llevan años con un elenco masculino que baila 'El Lago de los cisnes' en puntas. Sin embargo en flamenco no es tan habitual, aunque sí es verdad que fueron las bailaoras las primeras en apropiarse del 'atuendo masculino', al utilizar los pantalones para el baile.

«Viva' es una necesidad de una parte de mi infancia que se quedó atrapada. Yo estaba más atraído por la estética del género femenino y había diferentes maneras de bailar para el hombre y para la mujer a las que yo no podía acceder, ni a la forma ni a la estética, incluso era objeto de burla si lo intentaba. A los siete años me encerraba en mi cuarto y hacía lo que quería, me ponía una falda verde de mi madre, flores y mi música y ése era mi mundo”, dice Liñán.

Aquel hecho íntimo ahora ha visto la luz en un escenario, «aquello debía haber sido algo público, pero por las represalias no lo fue. Y 'Viva' recupera aquella etapa y sobre todo porque es algo sanador para mi».

Son siete bailarines en escena todos ataviados con vestuario femenino, batas de cola, trajes de flamenca … Confiesa que cuando planteó el espectáculo, «quien me dijo ‘tu estás loco’ fue mi madre, pero los compañeros, no. La elección fue muy cuidadosa, de hecho a conciencia, porque algunos han tenido parecidas circunstancias que yo, pero todos estuvieron encantados desde primera hora».

A Manuel Liñán no se le pasó por la cabeza durante la creación cómo iba a reaccionar el público , «estuvo conmigo Alberto Velasco que fue un asesor de escena que le dio mucha naturalidad al tema. Sólo pensé en el público un minuto antes de salir. Durante el proceso hubo una buenísima energía y sabía que nadie podía herirnos. Hay mucha honestidad en todos».

La reacción del público sin embargo no ha podido ser mejor, porque el espectáculo llega a Sevilla tras triunfar en diferentes teatros y festivales. «Eso sí que es algo que no me lo esperaba», dice el bailaor. «No tenía ni idea de dónde podía llegar, y la verdad es que estamos trabajando mucho. Y, sobre todo, me ha gustado la reacción de los más pequeños que me escriben y que han naturalizado ponerse la bata de cola. Esas cosas me llenan de alegría».

Sobre los siete hombres vestidos con atuendo femenino, dice Liñán que, «me gustaría que en algún momento este género estético perteneciera a todo el mundo. Me gustaría que los trajes, los vestidos no tengan género. De hecho hoy quien se viste con pantalón no se viste de hombre. Y por otra parte, una falda tiene una manera de manifestarse en el aire de forma diferente. En el baile todas son prendas que en el aire y en el movimiento crean algo diferente. Me encanta tener un vestido y tapar mis piernas y hacer otros movimientos”.

Manuel Liñán ha hecho que todos los bailarines se pongan una bata de cola , «muy difícil de moverse, es verdad. Con la bata de cola hay que tener una técnica y hay que estudiar».

Tras 'Viva' la mente de este coreógrafo está en ebullición y en pocas fechas estrenará ‘Pie de hierro’ , «que es la cara opuesta de ‘Viva’ y que no tiene una estética tan definida. Tiene que ver con el peso de la tradición, no sólo familiar, sino la del mundo del flamenco que siempre ha supuesto una gran responsabilidad que a veces me ha costado elegir libremente. En ‘Pie de hierro’ hago una carta de amor bailada donde muestro mi disgusto, pero también mi agradecimiento y mi amor por lo que te brinda la tradición. Y el atuendo es más ambiguo también que en ‘Viva’”.

Alejado de las etiquetas no quiere que le pongan ninguna, aunque algunos le han puesto el de ‘flamenco queer ’. «Yo, aunque me vista con bata de cola, soy Manuel. No soy un personaje y no homenajeo a nadie ni tampoco represento a nadie. En ningún caso represento a la mujer bailaora, sino a mí mismo. Y no, no me gustan las etiquetas, no quiero abandonar mi ser para convertirme en una etiqueta. Con el tiempo he aceptado que no me molesta porque la sociedad en que vivimos algunos colectivos que no tienen unos derechos que debemos tener, se deben llamar de alguna manera, pero me siento Manuel por encima de todo », asegura.

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