Crítica de Flamenco
Jesús Carmona ha podido más que el Covid
El estreno absoluto de la obra «El salto», del reciente Premio Nacional de Danza, fue la única suspensión de la pasada Bienal de Flamenco por dar un bailarín positivo
A la tercera va la vencida, y por fin, sí por fin, el reciente Premio Nacional de Danza, Jesús Carmona, ha podido estrenar su última creación titulada «El salto» , en Sevilla. Tenía que haber ocurrido durante la pasada Bienal de Flamenco el pasado 11 de septiembre, pero el positivo en Covid 19 de uno de los bailarines, lo impidió. El pre-estreno de la obra, además, ya había sido suspendido el pasado 22 de marzo, días después de haber comenzado el confinamiento. Ha sido luchar contra los elementos.
Finalmente, este sábado día 19 en el teatro Lope de Vega, con un limitado aforo de 200 personas (Covid manda), por fin «El salto» pudo celebrar su estreno absoluto.
La obra es de una magnitud que impresiona. Nada menos que una hora cincuenta con diez hombres en escena, siete bailaores, incluyendo Carmona, más el cante de José Valencia , la guitarra de Juan Requena y la percusión de Manu Masaedo. «El salto» es el resultado de tres residencias que Jesús Carmona ha llevado a cabo sobre «el género del movimiento», desarrolladas entre marzo y julio de 2019 en Miami, Londres y Madrid, en la que el bailaor se interroga por el sentido de la masculinidad en el Siglo XX.
La obra se desarrolla a través de dieciséis escenas. Comienzan los bailarines ataviados con faldas a modo de derviches bailan girando con una mano hacia la tierra y otra hacia el cielo. Después esa falda se convierte en capa que mueven a la manera española, y a partir de ahí, vienen un sinfín de detalles que recorren el universo masculino, que no sólo incluye el baile, sino efectos de luz y vídeos.
José Valencia recita parte del Decálogo de Vicente Escudero , «bailar en hombre; sobriedad; girar la muñeca de dentro a fuera, con los dedos juntos...»Baila Carmona con un cañón de luz. En la escena «el macho en la silla» se parodia la robotización de los patrones masculinos, mientras que en la siguiente se expresan los sentimientos que la sociedad reprime, y así sucesivamente van apareciendo diferentes escenas, donde se combina la música grabada contemporánea con la música en directo del cante espectacular y grandioso de José Valencia, sólo o acompañado de la guitarra bellísima y música original de Juan Requena, y la recia percusión que de Masaedo.
Ángel Reyes, Rubén Puertas, Adrián Maqueda, Borja Cortés, Joan Fenollar y Daniel Arencibia son los bailarines/bailaores o corífeos de este ritual que nos transporta de uno a otro universo masculino: del hombre que baila en gabardina, traje y corbata, al que ve un partido de fútbol en el que en lugar del juego del balón se narra a la misma velocidad y modos, un pasaje coreográfico, o el grupo de hombres que al final se despoja de todo atuendo para convertirse en un sólo cuerpo.
En la obra, el flamenco bulle a través de tarantos, martinete, tangos, bulerías, jaleos... , con un baile rotundo, en el que los momentos de danza más contemporánea, siempre acompañada de gestos y zapateado flamenco, no se confunden con el flamenco en toda su definición. La compañía está rotunda, conjuntada y es versátil, como en una de las escenas donde se combina la danza española, a través de piruetas, destaques y pasos en zapatillas ejecutadas por dos bailarines, junto a otros cuatro con botas y zapateado. No queda nadie sin bailar, hasta José Valencia sigue los movimientos de los grupos coreográficos y Juan Requena atraviesa el escenario tocando la guitarra.
Jesús Carmona está espectacular, en madurez creativa y dancística . Su baile es brillante, flamenco y contemporáneo al mismo tiempo, y su creatividad se ha destapado como un tarro de las esencias hacia otro estadío mucho más arriesgado pero también más elevado en el universo del flamenco actual. Ahora viene lo difícil que será seguir y superar. Seguro que debe perfilar el «tempo» de la obra, pero estamos sin duda ante una de las grandes apuestas que la pandemia nos impidió disfrutar en los días de la Bienal. Qué buen Giraldillo se ha perdido como consecuencia del Covid. Jesús Carmona inicia con «El salto» una etapa que seguro nos va a deparar muchas sorpresas.
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