Flamenco
Bienal de Sevilla 2020: Hierbabuena para tu soleá, Canales
El bailaor sevillano repuso su espectáculo «Torero» protagonizado por Pol Vaquero
Para Antonio Canales cada vez que vuelve a su tierra, no solo es un reto, sino que quiere estar a gusto. Y eso se notó anoche en el teatro Lope de Vega cuando el público, en la segunda parte de la función, se puso en pie tras su baile por soleá. Algo estaba pasando entre el respetable y el bailaor, eso que sólo lo saben quienes se suben en un escenario y consiguen que los sentimientos lleguen hasta donde pocas veces lo hacen.
La noche había comenzado con una obra mítica dentro de la carrera del bailaor, «Torero» , su propuesta más emblemática, estrenada hace treinta años y que ha vuelto a la Bienal, pero lo ha hecho con otros protagonistas, esta vez una nueva generación de bailaores le dan la réplica al maestro que se quedó entre cajas.
Pol Vaquero en el rol de torero y Mónica Fernández en el de toro, conformaron un dúo magnífico, en cuanto a baile, potencia y expresividad, siendo por cierto la primera vez que una mujer encarna el papel del astado.
Aficionado taurino, Canales quiso en su día que todas las suerte del toro estuvieran en el escenario , desde el rito de vestirse de torero, con unos preciosos trajes por cierto de Justo Algaba, hasta el rezo de la madre y esposa; el paseíllo, la faena de capa, la suerte de varas, las banderillas, la faena de muleta y la muerte.
Es una obra excepcional dentro de la coreografía flamenca , y fue muy bien defendida por Pol Vaquero, un gran bailaor que nada menos tenía que luchar contra nuestra memoria de Canales como torero. Pero salió victorioso, al igual que el resto de la compañía, muy compacta, muy vigorosa y flamenca. En total, veinte personas en escena, ahí es nada en los tiempos que corren. Eso sí que es de valientes y no el toro, que diría aquel. Esta nueva generación de ya consagrados bailaores se abre paso con mucha seguridad.
En la segunda parte de la noche, Antonio Canales se mete en la piel de Antonio Machado, uno de sus poetas fetiches, y lo hace a través de la historia de amor que el escritor tuvo con Pilar de Valderrama, y para ello cuenta con la participación de Carmen La Talegona.
¿Quien me presta una escalera?, recita el bailaor que a lo largo de la noche irá introduciendo los palos a través de letras de los versos de Machado. La obra fue estrenada con un metraje más largo, y quizás al presentarla en Sevilla reducida, la dramaturgia esté algo mas dispersa, pero el baile, por el contrario, encontró su sitio de inmediato, acompañado de un atrás flamenquísimo, encabezado por las magníficas guitarras de David Cerreduela, Iván Losada, Rafael Fernández; el cante de Chelo Pantoja, David El Galli; la percusión de Lucky Losada y la flauta de Eloy Heredia.
La cordobesa Carmen La Talegona es una bailaora de recogimiento y buenos pies. Bailó con gusto por bulerías y sobre todo por alegrías hizo buen alarde del dominio de la bata de cola y el abanico. Le dió la réplica por bulerías a Canales, que no es sencillo, y hasta usó los palillos, algo que ahora echamos tanto en falta.
Antonio Canales se sentía a gusto. Dramático al decir el verso cuando éste lo merecía, tenía al público en el bolsillo nada más salir, «maestro de maestros», le chillaba Carmen Ledesma , mientras el trianero iba encontrando su sitio, primero por bulerías, y luego cuando llegó el momento de la soleá, que fue donde se encontró en plena calle Pureza más a gusto que una «arvellana verde» en una Velá. Y bailó con los remates rotundos que siempre hace, terminando por soleá por bulerías, con esa forma de mover las manos y de hacer los gestos que sólo él puede reproducir. Y es que Canales es como Curro en los buenos tiempos, cuando tiene la tarde, en este caso la noche, la hierbabuena perfuma el teatro.
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