Estreno absoluto
‘Éxtasis-Ravel’ de Andrés Marín inaugura el Festival de Danza de Itálica
La obra es una coproducción del certamen hispalense y de los teatros del Canal de Madrid
El estreno absoluto de la obra ‘Éxtasis / Ravel (Show andaluz )’, del bailaor Andrés Marín , inaugura esta noche y mañana el Festival Internacional de Danza de Itálica en el teatro romano de Santiponce. La obra es una coproducción del propio festival y de los teatros delCanal de Madrid, y luego se verá en Antibes (Francia).
El festival, patrocinado por la Diputación Provincial de Sevilla y que este año se ha extendido a las localidades de Alcalá de Guadaíra y la Rinconada, presentó este estreno, que cuenta con un elenco en el que, además de Marín, están Vanessa Aibar, Andrea Antó, Chloé Brûlé y Lucía Vázquez, al baile; el piano de Óscar Martín, los saxofones de Alfonso Padilla y la percusión de Daniel Suárez.
Según Pedro Chicharro, director del Festival de Itálica , «Andrés Marín es uno de los bailarines más singulares del panorama internacional y muchas de su producciones se han centrado en la tradición flamenca pero desde una estética contemporánea. Si hay un rasgo que le caracteriza es la independencia y la libertad en sus creaciones».
‘Éxtasis/Ravel (Show andaluz)’ se presenta como una trama escénica y coreográfica creada a partir de las músicas de Ravel. «Cuenta un viaje evocando figuras del baile y deconstruyendo personajes que mutan, como una visión de las antiguas óperas flamencas», dijo Chicharro.
El bailaor ha contado también en esta creación con la participación del artista plástico José Miguel Pereñíguez . «Primero pensé en el ‘Bolero’ de Ravel, pero últimamente estaba muy tocado, así que investigamos un poco más sobre las músicas de este compositor y por eso hemos utilizado también ‘Le tombeau de Couperin ’. Además, recordé que mi padre tenía un espectáculo que se llamaba ‘Andalucía Show’, y al final mi obra se contaminó con ese recuerdo y acabó siendo ‘Show andaluz’. Mi obra es un ballet en gira donde se tocan diferentes disciplinas, desde el flamenco, español, las puntas y el contemporáneo. Es mi mirada a ese show andaluz para acabar llegando a un espacio libre».
En la obra sí se oirá el archiconocido ‘Bolero’ de Ravel , eso sí, deconstruido por la composición de Alberto Carretero, «que lo ha revisitado». «Al principio no íbamos a tocarlo, pero el reto era interesante. Cuando Ravel compone el ‘Bolero’, él piensa en una fábrica como la de ‘Carmen’ y Ravel tiene muchas cadencias españolas, como en la ‘Alborada del gracioso’. Esta obra es como si yo partiera de Triana, pasando por Francia, Rusia y volviera aquí. Recordar la academia de mi padre llena de sillas. Creo que esa época de los años treinta y cuarenta tiene una sensaciones específicas que yo luego recogí en casa. Es un universo de aquellas compañías en giras larguísimas o esos shows en teatros que se caían de humedad..., eso lo he vivido yo de niño. Por eso me gusta poner una estética que no sea literal, que el imaginario se abra para que el espectador deje volar su propia imaginación».
Dice Marín que sus espectáculos son para todos los públicos. «Nunca creo pensando en el público , sino creyendo en mi propuesta. De lo contrario, estaríamos perdidos. Yo voy haciendo todo con ilusión. Cuando el Covid he trabajado mucho los proyectos, y todo en silencio y algunos han venido. Yo no he parado».
Sobre la calificación de su estética, Andrés Marín asegura que «soy un hombre que baila , solamente eso, que ya es mucho. La mayoría de la gente que habla de flamenco no tienen ni idea. Hay gente que cuando habla de las cosas lo hacen desde el cliché y tienen que buscar calificativos y el flamenco ha dado muestras de que está en constante evolución. Te podrá gustar o no mi obra, yo mismo no soy un gran fan mío, pero sé que lo que yo hago puede convivir con muchas disciplinas. Estoy alejado de los clichés, y me costó mucho tener la libertad que tengo ahora», confiesa.
José Miguel Pereñíguez , fiel colaborador creativo de Andrés Marín, dice que lo primero que hicieron fue seleccionar la música, «tenía claro que estaría el 'Bolero', pero nos fijamos también en otras músicas, y sobre todo en el formato que nosotros podíamos manejar debía estar el piano, por eso hay mucho repertorio pianístico de Ravel y contando con percusión y viento para fijar el compás a las partes que hace falta». Al final, ambos dicen que hay flamenco, pero también cuatro bailarinas con otras estéticas, «hay momentos para todo. Suena Ravel todo el tiempo, eso sí». Pereñíguez también ha intervenido en la escenografía y en el vestuario, «en lo visual Andrés tenía referencias claras en el contexto de la época de Ravel, algo que a mi también me caen cerca de mi lenguaje plástico. Hemos buscado ese eco, pero también procurando que todo fuera sencillo y depurado. A ver cómo funciona en Itálica. En una caja negra se ve fantástico, y en Itálica estamos expectantes para ver cómo se desarrolla en el teatro romano. Al final todo lo que ocurre es una fantasmagoría».