Estreno de «Sin permiso» de la bailaora Ana Morales, en el teatro romano de Baelo Claudia
La antigua factoría de salazones acoge la edición 2019 del ciclo escénico estival organizado por la consejería de Cultura
Poco podía pensar la bailaora Ana Morales que una nueva creación que comenzó a gestarse en un taller multidisciplinar en el Flamenco Festival de Londres en 2018, le iba a generar tantas satisfacciones. De aquellos días londinenses surgió luego un espectáculo titulado «Sin permiso» que estrenó en la Bienal de Flamenco 2018 y le dió la alegría de obtener el Giraldillo al baile de esa edición.
El espectáculo ha girado y recorrido varios festivales como el de Nimes y Jerez, y otros escenarios de Europa. «Creo que ha crecido bien. No hemos cambiado nada», afirma la bailaora que se presenta los días 16 y 17 de agosto en el teatro romano de la factoría de salazones de la ciudad de Baelo Claudia (Cádiz) , dentro del Festival de Teatros Romanos de Andalucía 2019.
Con la coreografía y dirección de la propia Ana Morales y del bailarín y coreógrafo contemporáneo, Guillermo Weickert , «Sin permiso» cuenta en su elenco con el cantaor Juan José Amador , Juan Antonio Suárez «Canito » a la guitarra, y la percusión de Daniel Suárez. El espectáculo ha contado también con la colaboración de Michio Woirgart y de Ivan Bavcevic.
«El espectáculo se ha ajustado un poco, pero sin ninguna variación. Eso sí, en Baelo Claudia vamos sin escenografía porque allí no se puede colgar nada. Vamos a hacer una adaptación al espacio, pero queremos aprovechar el entorno. Nunca he trabajado en el teatro de Baelo y quería trabajar allí, además, funciona muy bien de público», dice Ana Morales.
«Sin permiso» es una obra muy íntima, «sí, es muy personal. Te da un aplomo y seguridad hacerlo muchas veces, es como si se asentara. Nos ha funcionado muy bien, y a la gente le gusta, y eso es muy gratificante, y además el año próximo vamos a Barcelona, Ginebra y al festival Flamenco del teatro Chaillot de París . Estoy muy contenta».
Comenta Ana Morales que pretendía con esta obra realizar una búsqueda personal, «yo quería que hubiera una conexión real con mi propia historia, y ver si mi energía llegaba donde yo quería, y creo que lo he conseguido. Sí es verdad que ha cambiado mi forma de estar en escena, no sólo en el código de baile, sino como persona. El trabajo con Guillermo Weickert cambió mi interoriciación del movimiento».
La bailaora se siente a gusto con la estética de la Escuela Sevillana del Flamenco, «es la forma de bailar con la que me siento más a gusto y que más se adapta incluso a mi propio físico. Es la Escuela que más me ha marcado cuando yo llegué a Sevilla para aprender a bailar. Esa es la forma de bailar que me interesa que a su vez es muy contemporánea, y es una manera de entender el flamenco con el minimalismo de la elegancia, pero desde la tradición».