Crítica de Danza

La danza según Platón o Danza Mobile

Danza Mobile e Incubo Teatro presentan en el Maestranza «El festín de los cuerpos»

«El festín de los cuerpos» ABC

Marta Carrasco

Danza Mobile se ha consolidado en los últimos veinte años como una de las compañías que ha superado la difícil barrera mental, más común de lo que creemos, de que todo el mundo puede bailar. Aquí si se puede, pero no bailar para hacer ejercicio, conseguir mejor movilidad o simplemente divertirse, no. Es subirse a un escenario como cualquier otra compañía donde no exista la inclusión, y ser por ello vistos de igual a igual, para lo bueno y también para lo malo. La escena es así de benévola y cruel.

Dentro de la programación del Mes de Danza en el teatro de la Maestranza se ha presentado la obra «El festín de los cuerpos», una obra en colaboración con Incubo Teatro , una compañía creada por el polifacético actor y bailarín, Arturo Parrilla , cuya experiencia en la danza contemporánea siempre incorpora a la actuación.

La obra tiene en este caso el aliciente de contar con seis músicos espléndidos en directo, que la verdad hacen redonde este espectáculo, bajo un espacio sonoro creado por S'yo Fang, Bernardo Parrilla, Yoojin Ko y Emilio Parrilla.

Seis bailarines conforman el cuerpo de baile, siendo tres de ellos de danza inclusiva, entre los que se encuentra el galardonado Helliot Baeza, junto a Arturo Parrilla, Jaime García, Teresa Rodríguez, Manuel Cañadas y Manuela Calleja.

La obra cuenta con un texto de Antonio Alamo , quien deambula entre la intensidad y reflexiones sobre los textos de Platón hasta los hilarantes diálogos de la última parte, que precede a una gran bacanal. La obra parte del mito de los adróginos que aparece aparece en el Banquete de Platón, concretamente en el Discurso de Aristófanes.

Por ello, los seis intérpretes bailan pasos a dos simultáneos y consecutivos, propiciando la celebración de los cuerpos, porque «El festín de los cuerpos» incorpora sin tapujos la sensualidad y lo atrayente de esa diversidad de cuerpos en movimiento, y con valentía incorpora también la sexualidad y el erotismo al imaginario creativo de la danza inclusiva, ante un sencillo y singular escenario, donde una cortina de luz casi oculta a los músicos, y una gran estructura hace de mesa y de soporte.

La danza es intensa, en ocasiones sensual, otra veces divertida y ocurrente con algunas concesiones al humor, y en la segunda parte de la obra, donde hay un extenso texto en el que intervienen todos, la danza pierde un poco de protagonismo que recupera hacia el final. Los intérpretes están en un momento dulce, incorporando cada uno sus posibilidades actorales, que son muchas y que Parrilla como director ha sabido destacar, así como en la coreografía en la que hay mucha exigencia de compenetración por un gran trabajo de lo que casi podríamos considerar como danza contacto y suelo, y en la que todos destacan.

Una obra para no perderse, abstenerse quienes creen que no todos pueden bailar, tocarse o besarse, donde la danza es de todos y los cuerpos pierden ceremonial a medida que transcurre el espectáculo. La dirección de Arturo Parrilla consigue crear una obra coral, con sólos destacados, como el de Manuel Cañadas deconstruyendo un baile por sevillanas, y con la magnífica música en directo. Muy recomendable para cualquier programación. La danza inclusiva ha dejado de estar en un sólo circuito para saltar a todos aquellos en los que simplemente se quiera ver bailar.

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