Crítica de Danza

«Los cuerpos celestes», danza en libertad

Marco Vargas y Chloe Brûlé han estrenado su última obra en el Teatro Central

Un momento de la obra que pudo verse el miércoles en el Central ABC

Marta Carrasco

Marco Vargas y Chloe Brûlé deambulan desde hace tiempo por esos terrenos experimentales que tiene el flamenco y que no todos pueden recorrer con eficacia y éxito. Ambos, embarcados en proyectos de dúo en colaboración con músicos o cantaores, han puesto en marcha obras como «Ti-me-ta-ble», «Me va gustando», «Libertino»…, junto a artistas tan dispares como Juan José Amador o Fernando Mansilla.

En esta ocasión, han salido de su zona de confort que constituye el propio dúo, para crear «Los cuerpos celestes» , obra en la que han incorporado a dos bailaores más, Yinka Esi Graves y Gero Domínguez , a los que se une ese músico por fortuna inclasificable y genial que es Miguel Marín , que no sólo participa en la composición e interpretación, sino que se suma a la danza y la performance con soltura y cuya partitura musical de desliza desde el flamenco a la música electrónica y percutiva con enorme naturalidad.

Tomando como excusa los cuerpos celestes del Universo, y dotando a cada rol de una personalidad cósmica, un texto nos dice al principio de la obra que «Los cuerpos no albergan personajes; son el material a través del cual exponemos de forma íntima ideas, sentimientos», y con semejante reflexión, nos iniciamos en una hora y cuarto de danza y música que mezcla ritmos y estéticas sin ningún tipo de reparos y complejos. La gran nube de Oort es Miguel Marín, Chloé es Marte, Orion es Gero, Alfa Centauro es Marco y Yinka la Estrella Vega.

La obra va de menos a más, en seis escenas y un epílogo con muchos rasgos contemporáneos en la danza, que se solapan con escorzos flamencos y zapateados, y que componen un cuadro cada vez más potente, apoyado en la composición musical de Miguel Marín , interpretada en escena, sobre todo el apartado de percusión, de gran intensidad. Si quieren reconocer los ritmos flamencos hay que estar atentos, porque todo está sumergido en la música de Marín que se apoya en el ritmo para llevarnos del tango al «varapalo» un nuevo palo a once tiempos que se han inventado.

Me gusta la osadía de crear un espacio nuevo donde lo contemporáneo y el flamenco conviven con soltura, especialmente porque además, cada uno de los intérpretes tiene personalidad propia: del expresivo y atrevido baile de Gero a la rotundidad coreográfica de Chloé ; de la elegancia estética de Yinka a la flamencura de Marco . El trío de hombres al inicio de la obra, y el dúo de Chloé y Yinka , son dos de los momentos más destacados en cuanto a composición coreográfica así como la participación de los cinco intérpretes en uno de los momentos más contundentes. Todo rezuma estética, como la escena de las pompas de jabón como si fueran estrellas, y además, muy bien dispuesto en una escena donde del negro absoluto, se pasa a la luz más intensa o mas insinuante en un espacio que como escenografía cuenta con la luz. Muy buen trabajo de Antonio Godoy y Antonio Valiente .

Intenso, interesante, rotundo y un paso adelante más en la búsqueda de nuevas estéticas. «Los cuerpos celestes» es una propuesta que, recién estrenada, encontrará su sitio en el universo.

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