Bienal de Flamenco de Sevilla 2018

Rocío Molina: «Grito pelao» es una obra sobre la maternidad y acabará cuando nazca Juana

La bailaora, en el séptimo mes de embarazo, cuenta en escena su madre, Lola Cruz y la cantante Silvia Pérez Cruz

Rocío Molina y Silvia Pérez Cruz ABC

Marta Carrasco

Rocío Molina está en su séptimo mes de embarazo, «tengo barriga, estoy bien, pero mira», dice señalándose su tripa. Es una niña, se llamará Juana y ha sido el motivo de esta obra titulada «Grito pelao» que el martes 18 y miércoles 19 se pone en escena en la Bienal de Flamenco de Sevilla.

Estrenado el pasado mes de julio en el Festival de Avignon , Rocío Molina pensó en este espectáculo cuando decidió quedarse embarazada. «Yo decidí hacerlo sin saber si me iba a quedar embarazada o no. Esto era un deseo que podía resultar una alegría o un drama. Afortunadamente es una alegría». Para la bailaora, «es un regalazo que nos hemos hecho como mujeres, somos cuatro, aunque una de ellas aún está escondida, pero viene guerrillera porque se mueve cada vez que escucha la guitarra», bromeó la artista.

En la obra además de Rocío Molina, actúa la cantante Silvia Pérez Cruz y su propia madre, Lola Cruz. «Siempre hay cosas que tienes que cerrar con tu madre. Al principio fue un trabajo en mesa, y luego subí a mi madre al escenario, y ahí se quedó. La sensación de la maternidad ha sido algo excepcional, «algo así como un paraíso», dice Molina, quien añadió que su baile, «claro que ha cambiado. Lo que más me costó al principio fue parar. Tener paciencia ha sido lo peor. Por miedo estuve los tres primeros meses sin bailar, y fue terrible. Luego volví a bailar y el mismo cuerpo te dice cómo debes hacer. Mis zapateados ya no son tan de saltos o de "sprint" como antes, sino que tienen otra forma y van a su tiempo real», señaló.

Silvia Pérez Cruz y Rocío Molina se encontraron en un avión y una a la otra mostraron su admiración. De ahí a trabajar juntas fue algo rápido. «Yo vine a un concierto al Lope de Vega en Sevilla, invité a Rocío, hicimos una improvisación y de ahí surgió todo». La cantante, madre de una niña de diez años, compartió sus sentimientos de la maternidad con Rocío Molina, «me enganché con sus ideas. Mi papel es como la de acompañante en este camino». Bajo la dirección de ambas y Carlos Marquerie, Silvia Pérez Cruz además de componer canciones para el espectáculo, «he aprendido el gesto, las maneras, el estar en escena. Aquí no es como en un concierto, rodeada de músicos, tengo que ir moviéndome por el escenario».

Un día estaban ensayando y la madre de Rocío Molina hizo unos pasos de tango con sus zapatos de baile , y se quedó en escena. Lola Cruz, madre de la bailaora, fue bailarina de pequeña. Perteneció al elenco de los «petits rats», los pequeños bailarines que, bajo la dirección de Maurice Béjart , actuaban en los ballets y óperas en Bruselas. «Yo quería bailar, pero mis padres que eran emigrantes, volvieron a España, y ahí se acabó mi carrera de danza. Participar en esta obra es un regalo que me ha ofrecido la vida».

La obra dura dos horas, y dice Molina que de no haberse quedado embarazada, «hubiera hecho otra obra, pero cuando me quedé te sientes como una diosa. Esto es como una cadena de mujeres, es el amor universal». Silvia Pérez Cruz iba componiendo la música, y el flamenco es obra de Eduardo Trassierra .

Pero la obra tiene también fecha de caducidad . Tras su paso por Sevilla, viajará a Zaragoza, Madrid, Nimes y París. «Una vez que nazca Juana acabará "Grito pelao", luego me quedaré unos meses cuidando de la niña y volveré a actuar con "Caída del cielo". Es una obra en la que como madre soltera hablo de mis miedos, de estos terrenos desconocidos y sobre todo, hablo de mujeres y su paraíso», señaló.

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