Bienal de Flamenco 2020

Dorantes en la gloria

El pianista hizo un íntimo concierto en solitario en la iglesia de San Luis titulado «Identidad»

David Peña Dorantes, durante su actuación J. M. Serrano

Marta Carrasco

El piano flamenco tiene desde hace unos años otra magnitud gracias a la nueva savia que es el nieto de la Perrata, David Peña Dorantes, perteneciente a uno de los linajes más antiguos del flamenco gitano, Los Peña, Perrate, Pinini y Bacán .

Si bien toma la herencia de Arturo Pavón y Pepe Romero, la renovación de esas 224 teclas ha llegado de la mano de este artista y suenan más flamencas que nunca. En la anterior Bienal nos ofreció una obra nueva, «La Roda del viento» , y en este caso ha sido «Identidad».

El piano está en medio de la iglesia de San Luis en solitario, sin más. El público, unas ochenta personas, rodea al pianista. Poco (lo que permite el Covid-19) pero entusiasta. Las imágenes de los barroquísimos altares miran hacia el piano que se refleja en los cientos de cristales de los adornos de la madera dorada.

Inicia Dorantes este concierto, «quiero tocar lo que soy, voy a desnudar mi corazón ante vosotros» , dice. Y empiezan a surgir esos temas que emocionan en sus manos, empezando por «La Hazaña», para seguir con «La Corredera»,«Arriba el monte» y «La puerta». Con el tema «El paso» recuerda fragmentos de «Oleítas mare» y remata por alegrías. Desde el taranto a la soleá, de la alegría a la zambra de Caracol, y las bulerías..., todo en su piano tiene distintos sonidos, pero con una mano izquierda que hace a placer los arpegios más flamencos.

Las 52 blancas y las 36 negras no tiene secretos para Dorantes, y la pulsación tiene el tempo exacto en cada momento con una tensión excepcional en el pedal. El soniquete es suyo y en ocasiones mete sus manos en la caja armónica para enmudecer la cuerda a la manera de John Cage, y lo hace a placer para conseguir otros sonidos e incluso para ejecutar una percusión diferente.

El pianista tiene su noche, está a gusto, «voy a seguir», dice y retoma el piano para interpretar dos temas uno que tiene cadencia de nana con el título de «Niñez», para terminar con «La máquina» , uno de los temas de su álbum «El tiempo por testigo», que conmemoraba los 20 años de su carrera.

Enfrentarse al piano en solitario no es fácil, sobre todo cuando en los últimos tiempos es habitual ver a David Peña Dorantes en geniales agrupaciones de músicos con diferentes instrumentos. Dorantes le ha regalado a Sevilla la intimidad de su piano, un piano flamenco porque flamenco es el que está sobre las teclas, que remata a placer con tres notas por bulerías o por soleá. En la polifonía flamenca del piano de Dorantes suenan múltiples voces y ritmos diversos, por eso el concierto de anoche sonó a gloria , en un lugar donde la Gloria estaba hasta esculpida.

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