«Bajo la piel de lobo», una historia para los sentidos
Rodada en el Pirineo oscense y Asturias, cuenta la historia de un alimañero
El pueblo de Puértolas, el valle de Bielsa en el Pirineo Oscense y el occidente de Asturias son los lugares donde se ha rodado «Bajo la piel de lobo», una película dirigida por Samu Fuentes y protagonizada por Mario Casas, Irene Escolar y Ruth Díaz con la producción de Joseba Garmendia.
Anoche tuvo lugar la premiére en el Festival de Cine Europeo de Sevilla de esta película, que cuenta la historia de Martinon, un alimañero que vive en la soledad de la montaña y en una de sus bajadas al valle conoce a una mujer con la que tiene una hija.
En un rodaje, «menos duro de lo que creía», dijo Irene Escolar, debuta el director Manu Fuentes en la ficción y quien confiesa que, «en una excursión con amigos por esos parajes conocí la historia de un alimañero, y pensé que daba para un documental, pero luego pensé que se podría dramatizar mucho más».
Con el pensamiento puesto en películas como «Dersu Uzala» de Kurosawa o «Las las aventuras de Jeremiah Johnson», Fuentes grabó esta película sin story board, «construyendo poco a poco el guión».
De hecho, la actriz Irene Escolar confesó que «cuando me llegó el guión hasta la página veinte no hay diálogos, pero me atrapó la descripción del personaje y con qué delicadeza se contaba la historia».
Escolar añadió que Fuentes es «más que un director que susurra a los actores, un director que trabaja mucho la construcción de los personajes, ponía la cámara y nos dejaba improvisar».
El otro personaje femenino es Ruth Díaz. «Yo hago de una mujer educada para vivir en sometimiento de forma natural. Primero con su padre y luego su marido. Estaba educada para ello y al contrario de personaje de Irene, que es más rebelde, el mío simplemente vive así, sin más. Debo confesar que visto hoy día, la descripción de mi personaje, en una primera lectura me revolvió, pero hay que mirarlo desde la perspectiva del lugar y de la época».
El actor Mario Casas no ha podido venir a Sevilla por estar rodando «El fotógrafo de Mauthausen», la historia del preso español Francisco Boix. «Mario se involucró en la película desde el primer momento. Se dejó la barba y empezó a comer para parecer fornido». Los actores hubieron de aprender a ordeñar vacas, cortar leña o hacer velas con tuétano.
Lo complicado de la producción fue, según el productor Joseba Garmendia, rodar en esos parajes y representar en seis semanas la primavera, verano, otoño e invierno de dos años «en sólo seis semanas».
Según Manu Fuentes, «es una película que no está verbalizada, queremos que el espectador entre en ella a través de los sentidos porque el paisaje es otro actor de la cinta».