'Celebración': la arruga, sobre un escenario, es bella
Se estrena en las Naves del Español 'Celebración', una obra de teatro documento que inaugura el proyecto 'La senior' del Teatro Español y dirige Luis Luque
Ana Marzoa, Guillermo Montesinos, Amparo Pamplona, Paco Racionero, Juan Ribó y María Luisa San José cuentan sus vivencias y sus recuerdos
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Ana Marzoa tiene 73 años. Guillermo Montesinos confiesa setenta y tantos. Amparo Pamplona también tiene 73. Paco Racionero, el mayor, ha cumplido ya 80, y Juan Ribó, el más joven, tiene 70. María Luisa San José, por fin, tiene 76. Son los actores de 'Celebración', el primer fruto de un hermoso proyecto del Teatro Español, La Senior, puesto en pie por su director adjunto, Luis Luque. «Estamos obligados a rescatar del olvido la memoria de nuestros actores más mayores -dice-. Varias generaciones de actrices y actores que, con su talento y esfuerzo, han ayudado a que nuestra sociedad sea más ilustrada, más instruida, más justa y menos bárbara. Nuestros actores, durante décadas, han hecho emocionarse, reír y llorar a nuestros padres y abuelas y, por supuesto, también a todos nosotros. Somos responsables de ennoblecer el legado que, silenciosamente, encierran nuestros actores mayores. La vejez no puede ser el tiempo del olvido y el abandono y sí debe ser el tiempo de la memoria y de la oportunidad».
El proyecto incluye actores de más de setenta años. «Huimos de cualquier paternalismo, de los tópicos de hacerse mayor. La pandemia ha acentuado esa debilidad de un sector de la sociedad que mira el mundo con cierta perplejidad y cierta incertidumbre; que se siente sobrepasada por la tecnología y siente que ha perdido un tren».
A partir de ahí, Luque pensó que sería bonito «recuperar la memoria y el presente de los actores mayores, pero no de los más grandes; eso sería un espectáculo diferente a esta 'Celebración'». Los actores elegidos -y que aceptaron participar en el proyecto- son Ana Marzoa, Guillermo Montesinos, Amparo Pamplona, Paco Racionero, Juan Ribó y María Luisa San José. «Todos ellos -sigue Luque- han sido muy grandes, han tenido momentos de éxito y popularidad, y después han seguido sus carreras, aunque ya sin la misma fuerza. Conocen el éxito y también el olvido».
«Un actor no se jubila», se dice en un momento de la obra, que han escrito el propio Luque y Álvaro Lizarrondo a partir de los testimonios de los propios actores. Durante el otoño de 2021 y la primavera de 2022 se llevaron a cabo tres talleres entre los actores, director y dramaturgo, en los que hubo encuentros individuales, por parejas y de todo el grupo; de los recuerdos y testimonios de los actores, todos con una larga trayectoria teatral, televisiva y cinematográfica, surgió esta pieza de teatro documento que permite «conocer algo más de sus vidas y de su manera de entender el oficio».
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«El oficio de actor es muy frágil -explica Luque-. Estos días me han preguntado si hay diferencia entre dirigir a estos actores y dirigir a jóvenes como los que formaban el reparto de 'Edipo'. Y contesto que no; el niño que tienen dentro se despierta igual, con la misma potencia, las mismas ganas de jugar y la misma ilusión. Algunos de estos seis actores estaban en sus casas, ya casi no trabajaban...»
«Soy una persona normal y corriente... Y sin embargo soy actor»
Paco Racionero
«Soy una persona normal y corriente... Y sin embargo soy actor». Esta frase, que pronuncia Paco Racionero al principio de la función, define de alguna manera el espíritu de 'Celebración', que no es otra cosa que mostrar a seis seres humanos con un oficio peculiar, el de actor, que todos ellos volverían a ejercer -solo Ana Marzoa responde dubitativa a la pregunta de si repetiría-.
A los lugares comunes de la profesión, como el miedo a que no suene el teléfono, las inseguridades, el temor al paso del tiempo y el olvido, el 'esnobismo' o el respeto a los mayores, se unen en la obra las historias particulares que conforman el relato del marco en el que se han desarrollado sus carreras. Nombres como los de Adolfo Marsillach, Fernando Fernán Gómez, Miguel Narros o José Bódalo -no todos salen bien parados de los testimonios de los actores-; lugares como la cafetería del María Guerrero, el Café Dorín, el Comercial, el Gijón, el Oliver, Bocaccio -«si no ibas a Bocaccio, eras invisible», dice Juan Ribó; las tertulias, los programas dramáticos de TVE -con el inolvidable Estudio 1 a la cabeza-, las servidumbres de la época del destape, la censura, la huelga de actores de 1975... Los seis actores van trazando una pequeña historia del oficio de actor en España en las últimas décadas y concluyen mostrándose a través de fragmentos de 'Doña Rosita la soltera', de Lorca; 'La gata sobre el tejado de zinc', de Tennessee Williams; 'Esperando a Godot', de Samuel Beckett; y 'Fuenteovejuna', de Lope de Vega.
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«Trabajar con ellos me ha producido ternura, agradecimiento y admiración -dice Luis Luque-. Con otros repartos más jóvenes no lo he vivido. Siempre hay, por supuesto, respeto, y se trabaja con mucho humor y buen rollo. Pero aquí había otra cosa. La vibración del oficio, la fascinación por el espacio, el Matadero... Sí, ha habido otro nervio, una ilusión renovada».
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El trabajo que Luis Luque desarrolló en la Fundación 26 de Diciembre -que trabaja con y por las personas mayores LGTBIQ+- ha tenido mucho que ver en el proyecto; también el hecho de que el director perdiera a sus padres muy pronto y no tuviera la ocasión de poder cuidarles y atenderles cuando se hicieran mayores. Cree Luque que hay, en general, mucho menos respeto por los mayores que hace unos años. «Estamos en una sociedad donde priva la imagen y la juventud, muy narcisista. No nos gusta nada que huela a muerte, achaques, a vejez, a soledad... No sé por qué, quizás sea por el miedo a envejecer y a perder la juventud».