Yunke, magia entre historias
La oferta mágica (de espectáculos de magia) en Madrid es actualmente nutrida. Una de las propuestas más atractivas es ' Hangar 52 Revolution ', que el mago Yunke (de civil Salvador Vicent) presenta en el recinto ferial de Ifema, convertido estos días en un gigantesco escenario.
'Hangar 52 Revolution' parte de una estética entre industrial y militar, y en él sitúa Yunke su viaje, que lleva al espectador del antiguo egipto hasta la China milenaria, desde la Italia de Leonardo da Vinci hasta la Segunda Guerra Mundial. Su atuendo recuerda a un piloto militar, y es que ese universo está muy presente en un espectáculo basado especialmente en trucos espectaculares -muy espectaculares algunos-.
Tiene Yunke frescura, ritmo y don de gentes (aunque haya en él, puede que fuera solo en la función que comento, cierta sensación de frialdad y lejanía) para conducir un espectáculo al tiempo atractivo, potente y emocionante. Es un acierto enmarcar los números en contextos diferentes; le confiere colores diferentes al espectáculo y ayuda a viajar a los espectadores en un trabajo que busca también el impacto a través de la escenografía (asegura el mago que todos los artefactos que aparecen en escena los ha construido él mismo).
Hay momentos de adivinación que deja perplejo al público, desapariciones y apariciones remotas de sus ayudantes y del propio mago -una constante en el espectáculo-, pero donde se alcanza el cénit es en el número en el que Yunke es 'atravesado' por una taladradora gigante (la disposición del espacio de Ifema no es la más adecuada para su visión); y, sobre todo, un arriesgado número de escapismo en la mejor tradición de Houdini, resuelto con calidad y brillantez .
Hay también, y se agradece, momentos de ternura que suavizan la tensión creada especialmente por estos números. Sobre todo en el final, donde pide la colaboración de un niño, Yunke saca a relucir su simpatía y su afectuosidad .
