«¿Y si nos enamoramos de Scarpia?», Boadella y el #MeToo
El director catalán regresa a los Teatros del Canal con una «reyerta lírica»
Albert Boadella regresa a los Teatros del Canal, que él dirigió, con una «reyerta lírica» titulada «¿Y si nos enamoramos de Scarpia?» -en referencia al «villano» de la ópera «Tosca», de Puccini. Y es que el espectáculo, que han escrito a cuatro manos el propio Boadella y Martina Cabanas , durante años su ayudante de dirección, está envuelto en arias de ópera, la pasión reciente del director catalán -«no volveré a hacer espectáculos sin música», asegura-.
El ensayo de una gala lírica, en el que un director musical trabaja con dos sopranos, es el marco en el que se desarrolla la obra, que presenta, dice Boadella, un conflicto tan antiguo como la vida: «el de las relaciones entre el hombre y la mujer , que ya trataron Aristófanes en “Lisístrata” y Molière en “La escuela de las mujeres”». Machismo, feminismo y acoso son tres conceptos que revolotean sobre la obra, en la que, como es habitual en Boadella, la ironía, el sarcasmo y la incorrección política tienen presencia constante.
No es osado pensar que el caso de Plácido Domingo haya tenido que ver en la escritura de la obra, pero Boadella asegura que «la terminamos en febrero, varios meses antes de que estallara el asunto; ha sido una casualidad».Admite, sí, que se incluyó una frase en el texto: «en un momento determinado, el director musical les dice a las dos sopranos: “dentro de trenta años me denunciaréis por acoso”». En el programa de mano, Boadella escribe: «el conflicto entre hombre y mujer, enfrentados por determinadas formas de competencia, es una novedad muy extendida en el mundo desarrollado. La inspiración de sus talantes radicales tiene como modelo más explícito la ola actual de macartismo que sufre EE.UU. Este nuevo progresismo puritano irradia ímpetu a unas polémicas que generalmente se desarrollan en términos superficiales, pues asientan sus dogmas en un obstinado desprecio del pasado. En el caso de la llamada cuestión de género, tales dogmas acostumbran a derivar en controversias de cariz esperpéntico».
La idea de crear esta función fue de Martina Cabanas; surgió después del 8 de marzo de hace dos años, cuando se convocó la primera huelga general feminista. «Yo decidí no hacer huelga y me dí cuenta de la enorme presión social que teníamos quienes tomamos esa decisión, y que me parece absolutamente coartadora. Pasa igual con la situacíon en Cataluña: yo soy catalana pero, como no soy independentista, para algunos soy “una mala catalana”. Y como no comulgo con determinadas actitudes de determinado feminismo, para algunas soy “machista”».
«¿Y si nos enamoramos de Scarpia?» alude, precisamente, a ese hacer lo que no se espera, lo que se aleja de la norma. «El teatro siempre es conflicto -defiende Boadella-; a mí me gusta la guerra, me gusta que el teatro tenga viveza a la hora de plantear dichos conflictos». Viveza cantada, ya que en la función se escuchan fragmentos populares de títulos como «Madama Butterfly», «Tosca», «La Bohème», «Carmen», «Aida», «Otello», «Les contes de Hofmann», etcétera, interpretados por Antoni Comas, Carmen Solís y María Rey-Joly .