CRÍTICA DE DANZA
Una ventana abierta de par en par
El festival Madrid en Danza presentó su segunda Gala Internacional
Hubo un tiempo en que las galas eran prácticamente la única ventana por la que el público madrileño se podía asomar al ballet clásico. No es que se celebraran muchas, pero había cierta frecuencia, y eso permitió que se viera en nuestros escenarios a importantes figuras de la talla, por ejemplo, Sylvie Guillem .
«Gala Internacional Madrid en Danza» (****)
Dirección artística: Aída Gómez. Coordinarción artística: Renato Zanella. Diseño de luces: Nicolás Fichstel. Bailarines: Alicia Amatriaín
Constantine Allen
Hoy en día, las galas prácticamente han desaparecido de la programación de nuestros teatros, y con ellas la posibilidad de ver buen ballet. Aída Gómez ha querido remediar esta carencia desde el festival Madrid en Danza, y pretende convertir en costumbre la celebración de una gala internacional.
La que se ha desarrollado este año -lamentablemente, ha sido solo un día- en los teatros del Canal ha sido una hermosa velada, con bailarines españoles e internacionales, procedentes de compañías como el Stuttgart Ballet, el Royal Ballet de Londres, el Teatro Colón de Buenos Aires, el Staatsballett de Viena, la Companhia Nacional de Bailado de Lisboa y el Ballet Nacional de Bucarest.
Ver bailar bien es siempre motivo de felicidad, y los espectadores que acudieron al Canal -había muchos jóvenes en el patio de butacas, afortunadamente- fueron felices, muy felices en alguna ocasión, y así lo manifestaron con sus aplausos y sus bravos.
Las galas tienen también sus inconvenientes, naturalmente. Inevitablemente, tienen algo de competición entre los bailarines, que apenas tienen unos minutos para mostrar sus cualidades con piezas, algunas, de extrema dificultad. Las ganas de agradar, de estar a la altura, suelen ser, especialmente para los bailarines más jóvenes, un arma de doble filo, y en la gala quedó demostrado en varias ocasiones que el control es una cualidad que importa tanto en el ballet como la capacidad para saltar o para girar.
Fue, por lo demás, una gala modélica por el ritmo, la hilazón entre números, y por la variedad en los trabajos presentados; además, claro, por la calidad de los bailarines, entre los que destacaron la argentina Marianela Núñez -exquisita en su interpretación del paso a dos de «El lago de los cisnes»- y la donostiarra Alicia Amatriaín , que dibujó con delicadas y hermosas pinceladas la escena del balcón de «Romeo y Julieta», en la comprometida coreografía de John Cranko. Además, Davide Dato ofreció un bello solo de Patrick de Bana y la pareja rumana Cristina Dijmaru y Bogdan Canila un interesante «In he middle somewhat elevated»