«Vania», una historia de vidas cruzadas sobre el paso del tiempo, llega a los teatros del Canal
Carles Alfaro dirige esta versión de la obra maestra de Antón Chéjov
«” Tío Vania ”, como obra maestra de la dramaturgia universal, es de una riqueza inacabable y, por eso mismo, habla de muchas cosas. Una de ellas, que a nosotros nos interpela directamente, es el tiempo perdido, la vida que se escapa y las oportunidades que se pierden sin apenas darnos cuenta. Hasta que un día, tal vez, lo percibimos a las claras, inmisericordemente». Son palabras de Carles Alfaro , director de «Vania», una adaptación de la obra de Anton Chéjov que llega esta semana a los teatros del Canal después de su estreno en Valencia. Se trata de una coproducción de Moma Teatre y el Canal, que interpretan Rafael Calatayud, Empar Canet, Josep Manel Casany, Àngels Figols, Mamen García y Rebeca Valls .
Carles Alfaro ha llevado la acción de la obra -publicada en 1899- a una finca colonial en el África subtropical . «Se habla de deforestación, y en nuestros días hay que pensar en África -justifica Alfaro-. En tiempos de Chéjov todo el mundo sabía lo que era Crimea, pero hoy no, y guerras similares ocurren en África. Y lo mismo pasa cuando habla de los criados, que en realidad son esclavos».
Chéjov escribió, dice el director, «una pieza coral en la que todos los personajes tienen una historia que contar; él habla a través de las escenas, no de los personajes». Es, por tanto, una historia de « vidas cruzadas », en la que lo que más le interesaba, dice, «es la jauría humana que presenta». «Vania» ha condensado la historia original -«no hay una sola palabra que no sea de Chéjov»- en la desestructuración de una familia que se desintegra. «La obra habla fundamentalmente del paso del tiempo -sigue Alfaro-. ¿Para qué sirve una vida si no se vive? A veces no somos protagonistas ni de nuestra propia vida. Cada uno de los personajes es un catálogo de huidas , en un viaje eterno desde la inmadurez».
Vuelve Carles Alfaro a Chéjov después de crear «Atchúusss!!!», un magnífico espectáculo sobre textos humorísticos del autor ruso, y lo hace en esta ocasión con una de sus más emblemáticas piezas, que montó ya hace unos años. «Hay autores -y obras suyas- que son capaces de hablar del alma humana , y eso no tiene ni tiempo ni lugar. Eso le ocurre a Chéjov y a “Tío Vania”. Por otro lado, no tengo la tensación de estar haciendo algo que ya he hecho. Cambian los actores, y cambio yo, que estoy en otro lugar distinto al que estaba hace ocho años».
Hay, dice el director, lecturas infinitas de este texto, a pesar de que Chéjov «es un autor muy preciso, con muchos detalles». Y le puede emocionar a personas de todas las edades, aunque el paso del tiempo parezca algo que no afecte a los jóvenes. «La crisis de identidad no tiene edad. La relacion con la vida no es fácil, y la capacidad de decidir y de elegir puede ser angustiosa. Hay muchos suicidios entre los jóvenes».
Evitar la retórica que puede haber en Chéjov -«creo que es más problema de las traducciones», dice Alfaro- es una de las intenciones de su puesta en escena, que pretende «convertir esa retórica en algo orgánico, y enseñar las emociones más que las palabras, vomitar más que decir el texto». Aunque, añade, «el estado emocional lo dan las palabras; y necesito que la emoción salga de las palabras del actor».