Un trozo de memoria en un estudio de radio
Clara Campoamor es una de las figuras indiscutibles de nuestra historia del siglo XX. Ella fue quien impulsó el sufragio femenino, que llevó al Parlamento, y que consiguió que se aprobara pese a algunas voces de la izquierda (la de Victoria Kent incluida) que eran contrarias por suponer que ese voto femenino iría a parar a la derecha. Y en ella se asienta esta obra, escrita y dirigida por Mario Hernández -que también es uno de los intérpretes-, que ha tomado cuerpo después de presentarse como lectura dramatizada.
El autor sitúa la acción en una sesión de radio-teatro en la que participan cuatro actores, que van a contar la historia de Clara Campoamor -previamente cercenada por la censura-. Esto le permite centrar la atención sobre el texto y la palabra; la función arranca con dinamismo, entremezclando las historias de los propios actores con la que va a escucharse en las ondas, pero la función pierde algo de fuelle conforme pasan los minutos, y se echa de menos un mayor aprovechamiento de la acción dramática para aligerar el necesariamente denso discurso de la obra, centrado en la sesión del 1 de octubre de 1931, en que se aprobó el sufragio femenino. El comprometido trabajo de los cuatro actores, con mención especial para Elena Rey, mantiene la tensión de la función.