CRÍTICA DE TEATRO

«Tierra del fuego», de Mario Diament: las razones del otro

Claudio Tolcachir dirige en las Naves del Español esta obra, inspirada en un caso real

Tristán Ulloa y Alicia Borrachero, en una escena de «Tierra del fuego» Teatro Español

JUAN IGNACIO GARCÍA GARZÓN

Asegura Juan Mayorga que el teatro hondamente entendido nos debería de dar miedo por su poder transformador, pues tras ver una función es posible que nos convirtamos en alguien distinto a quien éramos antes. « Tierra del fuego » es una obra teatral que posee esa fuerza transformadora. Se basa libremente en una historia real, la de la azafata israelí Yulie Cohen , herida cuando tenía 22 años en un atentado que el Frente Popular de la Liberación de Palestina perpetró en Londres en 1978, en el que murió una compañera y otras personas resultaron malheridas. Veinte años después, la azafata quiso conocer al terrorista que había disparado contra ella para saber qué le había llevado a hacerlo y, posteriormente, colaboró en su puesta en libertad y dirigió el documental televisivo « My Terrorist » (2002).

«Tierra del fuego» (****)

Autor: Mario Diament. Versión española: David Serrano. Director: Claudio Tolcachir. Escenografía y vestuario: Elisa Sanz. Iluminación: Juan Gómez-Cornejo e Ion Aníbal López. Intérpretes: Alicia Borrachero

Tristán Ulloa

El dramaturgo argentino Mario Diament se introduce en un avispero de odios seculares con la intención de poner sobre la mesa las razones de unos personajes atrapados en una espiral de violencia perpetua . No realiza un ejercicio de equidistancia ni cae en el buenismo de la mala conciencia. Ha escrito una obra de gran hondura dramática, tensa y ágil, en la que el espectador percibe que la verdad tiene muchos rostros y a la que los mecanismos del azar aportan un emocionante broche de vidas entrelazadas .

La protagonista, Yael Alón , militante por la paz, se arriesga a destrozar su vida conyugal y ser rechazada por su círculo social porque necesita escuchar, desea confrontar su dolor con el de los otros. El terrorista, Hassan El-Fawzi, afirma no creer ya que la violencia resuelva nada, repasa su terrible historia familiar y revela cómo se sintió identificado por lo narrado por Marek Edelman , luchador antinazi en Varsovia, en su libro «El gueto lucha». «Ya tenemos suficientes muertos que llorar para llorar por los muertos de los demás», dice la madre de la compañera asesinada y habla de una historia que se remonta a hace tres mil años. Estremece contemplar cómo la suma de razones , todas fundamentadas, se amalgama en una sinrazón inacabable y sólo la predisposición a escuchar al otro aporta un resquicio de luz.

Hermosa, dura, reveladora obra dirigida por Claudio Tolcachir con pasmosa y difícil limpieza, en un trabajo que desarrolla, pone de relieve y ajusta con exquisita habilidad de orfebre las diferentes líneas de conflicto. Todos los personajes permanecen siempre en el escenario porque a todos afecta lo que en él ocurre. Magnífico el trabajo de Alicia Borrachero , desgarradoramente tozuda y firme en su búsqueda, igual que el terrorista interpretado por Abdelatif Hwidar. Tristán Ulloa, Juan Calot, Malena Gutiérrez y Hamid Krim completan en esa línea de verdad y dolor un soberbio espectáculo.

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