CRÍTICA DE TEATRO
«Stockman»: cuando el bien común es malo
Oriol Tarrason dirige una adaptación del clásico de Ibsen «Un enemigo del pueblo»
![Una escena de «Stockman»](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2015/11/05/Stockman--620x349.jpg)
A partir de « Un enemigo del pueblo », Oriol Tarrasón ha cocinado « Stockmann », un Ibsen quintaesenciado y energético que va al tuétano de la cuestión sin perderse en ramificaciones. El autor noruego escribió «Un enemigo del pueblo» en 1882 y pronto se consolidó como un clásico contemporáneo de referencia; once años después, igual que en Francia e Inglaterra, se estrenó en España, en el barcelonés Teatro Novedades . La adaptación que se representa ahora en Madrid condensa en apenas setenta minutos el argumento de la obra, centrándose en el núcleo esencial levemente actualizado. El invento funciona muy bien, porque la codicia y la corrupción política son asuntos que no caducan, aunque en nuestros días el cinismo sea tal vez un elemento más acusado y a tener en cuenta que cuando Ibsen concibió este gran texto.
«Stockman» (***)
Autor: Henrik Ibsen. Adaptación y dirección: Oriol Tarrasón. Escenografía: Les Antonietes. Iluminación: Iñaqui Garzón. Intérpretes: Mario Tardón
Jimena La Motta
El apellido del protagonista, el doctor Thomas Stockmann , sube al título de la función pues en él se concentra el peso del debate entre la verdad y el bien común. Cuando Stockmann descubre que están contaminadas las aguas del balneario que dirige y en el que se sustenta la economía del pueblo donde está enclavado, abre una brecha insalvable con sus convecinos, cuyos intereses se verían fuertemente dañados si la institución termal cerrara sus puertas. Todos, desde el alcalde , hermano del médico, a los medios de comunicación y los comerciantes locales, ven al doctor, que en el fondo es un personaje ingenuo, como un enemigo y se confabulan en su contra.
Tarrasón activa con una corriente de alta tensión la escena culminante: la asamblea popular en la que Stockmann pretende denunciar la situación y las fuerzas vivas, empleando procedimientos escrupulosamente democráticos, impiden que hable ; magistral ejercicio de demagogia con los espectadores inmersos en la reunión como unos participantes más. Un trabajo bien dirigido e interpretado , con los actores siempre presentes en un escueto y muy eficaz espacio escénico resuelto con unas sillas, una pizarra, un micrófono y un paisaje de copas de martini en el suelo. Mario Tardón impone su empaque y su energía corporal y vocal en el papel del alcalde frente a su «hermano» Bernat Quintana , un Stockmann lastrado por su juventud pero que se afianza según avanza la representación.