CRÍTICA DE TEATRO

«Solo son mujeres»: testimonios del horror

La Abadía acoge el espectáculo, dirigido por Carme Portaceli sobre un texto de Carmen Domingo

Miriam Iscla y Sol Picó, en una escena de «Solo mujeres» David Ruano

JUAN IGNACIO GARCÍA GARZÓN

Carmen Domingo trenza en esta pieza emocionante y desigual cinco historias de mujeres de izquierdas machacadas durante la guerra civil o después, por la dictadura franquista, cinco referencias en la geografía del horror amasadas con datos reales que resumen unos hechos terribles y subrayan el doble estigma inscrito en la condición de las víctimas: su ideología y el hecho de ser mujeres. Casos como los de la militante comunista Matilde Landa , la anarquista Amparo Barayón , esposa de Ramón J. Sender , que fue denunciada en Zamora por su propio cuñado para quedarse con sus tierras, y Teresa Cuevas , una adolescente que tras ser torturada y pasar años en la cárcel se dedicó a grabar los testimonios de otras presas.

«Solo son mujeres» (***)

Autora: Carmen Domingo. Dirección: Carme Portaceli. Espacio escénico: Paco Azorín. Coreografía: Sol Picó. Música: Maika Makovski. Iluminación: Miguel Muñoz. Vestuario: Antonio Belart. Audiovisuales: Laia Gomà. Intérpretes: Miriam Iscla

Sol Picó y Carmen Conesa. Teatro de la Abadía. Madrid.

Con este material en carne viva, Carme Portaceli dirige un espectáculo con momentos tensos, sobrecogedores y emotivos, aunque, a mi juicio no logra ajustar en un todo equilibrado la formidable interpretación de Miriam Iscla , las coreografías mojadas de Sol Picó , que resultan postizas, la inquietante música de Maika Makovski interpretada por Carmen Conesa y las proyecciones de Laia Gomà .

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