Sienes plateadas

Marlon Feliz y Hannah Klinkman, durante el espectáculo Pablo Lorente
Julio Bravo

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Ejercicio nostálgico: Hubo en Madrid en la segunda mitad de la década de los años ochenta y todos los noventa del pasado siglo una primavera dancística, en la que además de florecer artistas y conjuntos españoles enmarcados en la categoría de 'danza contemporánea', el público pudo conocer el trabajo de grandes compañías internacionales, europeas y estadounidenses sobre todo, y casi siempre en el añorado Teatro Albéniz.

Una de aquellas compañías era 'Pilobolus', que ha vuelto a Madrid para celebrar sus cincuenta años de existencia. Creada en 1971 en el Dartmouth College por una serie de alumnos de Alison Becker -entre ellos Martha Clarke y Moses Pendleton, el creador de Momix-, ya en su propio bautismo -Pilobolus es un hongo fototrópico, amante de la luz- dejó entrever parte de su declaración de intenciones. El sentido del humor, la disciplina y la luz son elementos inherentes al trabajo de la compañía.

Pero si algo distingue a Pilobolus es su tratamiento casi 'científico' del cuerpo humano; sus bailarines son al tiempo atletas que llevan sus cuerpos al límite, que se transforman en hermosas esculturas en movimiento, al tiempo sensuales, hipnóticas y eléctricas.

'Big Five - Oh!' es el título del espectáculo que han presentado en el festival Madrid en Danza, y con el que están celebrando su medio siglo de vida. Recoge trabajos que van desde 1975 a 2017 y que muestran esa labor casi investigativa. Hay mucho humor en 'Untitled' y 'The transformation'; la primera juega con los volúmenes y la segunda es un brillante ejercicio de sombras chinescas. Hay también zarpazos animales y de conexión con la naturaleza en 'Branches' y 'On the nature of things'.

Por Pilobolus no parece haber pasado el tiempo. Su labor sigue siendo artesanal como lo era hace medio siglo, y hay una sensación de que sobre sus coreografías se han posado 'las nieves del tiempo' y han 'plateado su sien'. Pero esa es una cuestión menor, porque la columna vertebral del espectáculo sigue siendo el trabajo y el compromiso de sus intérpretes; la compañía la componen actualmente seis bailarines -Nathatiel Buchsbaum, Quincy Ellis, Marlon Feliz, Hannah Klinkman, Paul Liu, Zack Weiss- que son un prodigio físico y que ejecutan las coreografías con una precisión asombrosa.

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