«Premios y castigos», en la cocina del escenario
La compañía catalana T de Teatre presenta en La Abadía este trabajo, fruto de su colaboración con el director argentino Ciro Zorzoli
la fascinación por el trabajo de un director, Ciro Zorzoli , en una función, « Estado de ira », llevó a las actrices componentes de la compañia catalana T de Teatre a querer trabajar con él. «Además de la originalidad del argumento y de las contundentes interpretaciones -han dicho-, lo que nos cautivó es cómo Ciro Zorzoli era capaz de conjugar esta dramaturgia tan potente e inusual, que indaga en el entramado de las relaciones humanas , con un ritmo impecable, un sentido del humor asombroso, y a la vez inquietante, y con una sensibilidad especial para dar luz a las zonas oscuras de la especie humana».
Más de tres años después de que la idea anidara en la compañía, las actrices viajaron a Buenos Aires para convencer a Zorzoli de que hicieran juntos un espectáculo. El resultado vio la luz hace un año: « Premis i càstigs » se estrenó en el Teatre Lliure en septiembre de 2015. Ahora, traducido al castellano, « Premios y castigos » ve la luz en el teatro de La Abadía, donde estará hasta el 20 de noviembre. Mamen Duch, Carolina Morro, Jordi Oriol, Marta Pérez, Carme Pla, Albert Ribalta, Jordi Rico, Àgata Roca y Marc Rodríguez son los intérpretes. «Mi encuentro con ellos -dice Zorzoli a ABC-, que proceden de otra formación, de otra tradición, me ha devuelto una mirada nueva sobre cosas que me eran ya conocidas».
La investigación teatral es la columna vertebral del trabajo de Zorzoli. «“ Premios y castigos ” asistimos al proceso de entrenamiento de un grupo de actores -explica el director-, con el que van en pos de lograr una actuación ideal . El espectador los ve fracasar en su intento: surgen tensiones, celos, competencias, divismos... Pero esto no es más que una anécdota, porque lo que se pretende es trascender al hecho de las relaciones humanas».
«El mundo del teatro -continúa Zorzoli- no es más que una excusa para hablar del ser humano ; en todo grupo humano se suscitan esos celos, esas tensiones. Y presentarlas en el escenario genera una empatía con el que mira, y hace que el público se convierta en un personaje más ». Y es que, como cuenta el director, «hay una inquietud que me viene acompañando desde hace años en mi trabajo como director y que son los códigos y reglas, más o menos conscientes, que cifran las conductas humanas y el encuentro entre las personas».
El humor se convierte en un ingrediente fundamental de «Premios y castigos». «Hay una exacerbación sobre ciertos conceptos que siguen en el imaginario de lo social». La cocina del mundo del teatro queda a la vista de los espectadores. «Cualquier cosa que sucede en escena es atractiva, porque es un arte muy difícil: hay que genera presente todos los días, hacer que en cada función suceda como algo nuevo lo que se repite cada día».