«Prefiero las cartas anónimas, escritas con mierda en papel higiénico, a sus preguntas vacías»
Peter Handke incendia el Nobel en su primera rueda de prensa en Estocolmo
Se mascaba en el ambiente. A pesar de todas las precauciones, no ha hecho falta frotar mucho la botella. Apenas habían transcurrido unos minutos de la única rueda de prensa convocada por la Academia Sueca con los galardonados con el premio Nobel de Literatura 2018 y 2019, cuando el genio del austriaco Peter Handke surgió en todo su esplendor para no defraudar a sus numerosos admiradores y a sus, cada vez más numerosos, detractores.
Antes, la galardonada con el premio Nobel de literatura 2018, la polaca Olga Tocarzuk , una escritora considerada por otra parte como política, no evitó ninguna cuestión y manejó elegantemente todas las preguntas. Sin embargo, la rueda de prensa de Peter Handke ya empezó de una manera, digamos, singular.
«Happy Birthday»
Ayer, día 6 de diciembre, Handke cumplió 77 años y el secretario permanente de la Academia Sueca, Ander Olsson , que le acompañaba en la palestra, no desaprovechó la oportunidad para felicitarle. Entonces y para sorpresa de todos, un grupo de periodistas austriacos entonaron con energía el Happy Birthday . Los presentes, incluido el propio Handke, no supimos en un primer momento si se trataba de un boicot, de una broma de mal gusto o de las dos cosas a la vez. Finalmente, y para tranquilidad de los presentes, Handke aceptó a regañadientes la cursilería de sus compatriotas periodistas y la rueda de prensa pudo comenzar.
Pero lo que nadie podía imaginar es que tras algunos escarceos y silencios embarazosos, tras esquivar las primeras preguntas incómodas relacionadas con sus escritos en favor de la causa ultranacionalista serbia en la guerra de los Balcanes, el periodista Peter Maas , de «The Intercept», le preguntara directamente a Handke el porqué de su negativa a reconocer como un genocidio la matanza de ocho mil musulmanes en Srebrenica, tal y como sentenció en su momento el Tribunal de la Haya.
Esta cuestión fundamental incomodó tanto a Handke , que tembloroso abrió un papel, la carta de un periodista de « The New York Times », dijo, y en un inseguro inglés empezó a leer trozos desordenados de la misiva, para interrumpirse finalmente y tras otro silencio incómodo decir, que «desde hace nueve semanas recibo todo tipo de cartas, algunas anónimas, pocas, algunas escritas con mierda sobre papel higiénico. Todas llenas de odio, con las mismas preguntas que usted me hace. Y no le voy a contestar».
Revuelo
Tras un primer revuelo y mientras, el secretario permanente de la Academia Sueca se revolvía en su mullido sillón azul y la encargada de acercar el micro a los periodistas se apresuraba a decir que el tiempo desgraciadamente había concluido, el periodista Peter Maas insistió: ¿ por qué se niega a contestar la pregunta ?
Handke, crecido, le respondió: «prefiero las cartas anónimas escritas con mierda en papel higiénico a sus preguntas vacías». « No quiero contestar a sus preguntas . Mis amigos son los lectores, no usted».
Todo tiene un límite, debió de entender, Ander Olsson, que se levantó dando por terminada la rueda de prensa . Handke hizo lo propio y le plantó dos besos en las mejillas a Olsson para salir los dos por la puerta lateral de la sala.
Anteriormente un periodista local le había ofrecido la posibilidad de dirigirse públicamente a las personas que el próximo jueves protestarán por su posicionamiento ante el genocidio de Srebrenica y contra la concesión del premio Nobel a Handke. «Dígame usted lo que debo decirles», le espetó. Silencio.
«Hace cuatro o cinco años, estuve en Oslo con motivo del estreno de una obra mía en el Teatro Nacional. Una multitud de personas llenas de odio me gritaban fascista . Quise acercarme a ellas, pero no fue posible el diálogo. No sé qué hacer», acertó a decir Handke en su inseguro inglés. «Dígamelo usted», insistió. Silencio.
«Hace 25 años, cuando escribí, "Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Save, Morava y Drina" o "Justicia para Serbia", las mismas protestas, y no es posible el diálogo . Quizás usted me pueda ilustrar». Silencio.
«Yo nunca he tenido una opinión . Me gusta la literatura. Intenté encontrar entonces dos mujeres que hubieran perdido a sus hijos durante la guerra; dos mujeres, una serbia y la otra musulmana. No fue posible». Silencio.
Otra pregunta. Usted ha dicho que la literatura es el país más libre . Pero ¿tiene fronteras la literatura?
« Me gustan las fronteras . Depende de las que sean», respondió un Handke cada vez más metido en su papel.
Nada que ver, como digo, con la primera rueda de prensa, la de la escritora polaca Olga Tocarczuk.