CRÍTICA DE TEATRO
«El pintor de batallas»: en el punto de mira
Antonio Álamo dirige a Jordi Rebellón y Alberto Jiménez en la adaptación teatral de la novela de Arturo Pérez Reverte
En cierto sentido, el fotógrafo, y más acusadamente el de guerra, es un francotirador, el objetivo de su cámara es el punto de mira a través del que se cobra imágenes que congelan la vida en la instantánea. Arturo Pérez-Reverte utilizó su experiencia como corresponsal de guerra en los Balcanes para narrar, entre otras cosas, el emocionante pulso entre un fotógrafo y el protagonista de una de sus fotos que irrumpe desde el pasado para pedirle cuentas por esa imagen, multipremiada además, que afectó devastadoramente a su existencia y la de sus seres queridos.
«El pintor de batallas» (***)
Autor: Arturo Pérez-Reverte. Dirección y versión: Antonio Álamo. Espacio escénico y vestuario: Curt Allen Wilmer. Iluminación: Miguel Ángel Camacho. Pintura mural y diseño gráfico: Ángel Haro. Intérpretes: Jordi Rebellón y Alberto Jiménez. Teatros del Canal. Madrid.
Antonio Álamo ha adaptado y dirige con rigor y vigor el tuétano de esa novela, « El pintor de batallas », al teatro. Frente a frente, Andrés Faulques, el fotógrafo retirado en una torre levantina para pintar un mural que resuma los horrores que presenció, e Ivo Markovic, el combatiente croata que viene a matarlo. Una apasionante confrontación en la que, además de interrogarse sobre la naturaleza rapaz y necesaria de los testimonios gráficos en los conflictos bélicos y la utilización estética de lo terrible que pueden conllevar, se pone sobre el tapete la desolación sin límites de las guerras. Jordi Rebellón como Faulques y Alberto Jiménez en la piel del redivivo Markovic realizan un soberbio trabajo interpretativo en el gran espacio escénico de Curt Allen Wilmer , presidido por un hermoso y turbador mural en continua transformación.
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