Muere Juan José Otegui, el actor de rostro bondadoso y voz de cascarrabias

El intérprete, ovetense de nacimiento, tenía 85 años y llevaba una década alejado de los escenarios

Juan José Otegui, junto a Pere Ponce en 'Visitando al señor Green' ABC
Julio Bravo

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Hace once años, durante los ensayos de la obra de teatro 'La marquesa de O', Juan José Otegui decidió dejar los escenarios. «Es el momento oportuno para irme, ahora que todavía tengo facultades», reconocía a ABC entonces con aquella voz entornada tan característica y esa rostro contradictorio que mezclaba, a partes iguales, imagen de bondadoso y cascarrabias.

Juan José Otegui ha fallecido a los 85 años en Madrid , tras diez días hospitalizado. Hace un tiempo pidió que no se le rindieran homenajes ni se celebrara un funeral en su honor, y decidió además donar su cuerpo a la ciencia.

Juan José Otegui nació en Oviedo el 9 de marzo de 1936. Como tantos niños españoles, él quería ser futbolista ; de hecho, llegó a jugar en un filial del Oviedo, pero su padre no le autorizó a que se convirtiera en profesional, y se alejó de ese «enemigo» del teatro que es el fútbol.

Entró entonces en la facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo, y allí entró en contacto con el teatro. Él mismo recordaba sus comienzos. «Fue algo muy frívolo. Yo estudiaba Derecho en la Universidad de Oviedo y un día el director del TEU se acercó y me dijo que me había oído en una entrevista en la radio universitaria, que le había gustado mi voz y que quería que participara en una lectura. Para mí el teatro entonces era un edificio. Me convenció e hice un papelito, no se me olvida, en 'Luz de gas', de Hamilton . Al día siguiente, en el patio de la Universidad, noté que las chicas de Filosofía, que antes ni me saludaban, se acercaban a mí porque me habían visto en aquella lectura. Y me dije: ' Con esto se liga '. Esa fue mi entrada en el teatro. Seguí haciendo más cosas, hasta que un año no había presupuesto para teatro y lo eché de menos. Eso me hizo pensar; y más adelante -tardo mucho en tomar decisiones- me vine a Madrid».

Ya en la capital, trabajó con Luis Escobar en el teatro Eslava, en obras como 'Dulce pájaro de juventud' o 'La perrichola'. Frecuente en los espacios dramáticos de los años sesenta y setenta, con la creación del Centro Dramático Nacional fue uno de los actores casi imprescindibles en esta casa, donde participó en montajes como 'Las bragas', 'La velada en Benicarló', 'Madre Coraje y sus hijos', 'Julio César', 'Martes de carnaval', 'Eslavos', 'San Juan', 'La Fundación' o 'La visita de la vieja dama', estas tres últimas bajo la dirección de Juan Carlos Pérez de la Fuente. Participó en producciones clásicas como 'Fuenteovejuna', 'La vida es sueño', 'Don Juan Tenorio' o 'El burlador de Sevilla'.

Sus tres últimos montajes teatrales fueron ' El precio ', de Arthur Miller; ' Visitando al señor Green ', de Jeff Baron, y ' La marquesa de O ' de Heinrich von Kleist. «Es el momento de dejarlo -dijo al encarnar este papel-, después de 49 años de profesión y de haber pasado por 107 'sustos', que calculo yo que son los estrenos que llevo a la espalda.

Otegui era uno de esos ilustres secundarios que pueblan de talento la historia del cine, el teatro y la televisión españoles. Su nombre era menos conocido que su rostro, popular en numerosas series y películas; entre ellas, las tres que rodó con Pedro Almodóvar : 'Tacones lejanos', 'La flor de mi secreto' y 'Todo sobre mi madre'.

Cuando se retiró confesó a ABC no tener ninguna espinita clavada. « He tenido mucha suerte: he hecho papeles muy importantes, he trabajado con grandes directores y grandes actores... », y recordaba unas palabras de Manuel Alexandre: «Yo, cuando empezaba, creía que en esta profesión había que tener un 90 por ciento de talento y un 10 por ciento de suerte, y ahora pienso que hay que tener un 90 por ciento de suerte y un 10 por ciento de talento». Y decía Otegui, que no era ni una cosa ni la otra, pero que la suerte cuenta mucho en esta profesión. «Aunque lo importante es la actitud, el trabajo y la entrega. Es como en el fútbol -usaba este deporte para explicar casi todo en la vida-; el equipo que no entrena no juega bien».

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