Un monólogo puntiagudo
Hace algo más de cuarenta años, Magüi Mira sorprendió -y maravilló- con un monólogo, 'La noche de Molly Bloom', basado en el último capítulo -'Penélope'- del 'Ulises' de James Joyce, una de las novelas capitales del siglo XX. Se cumplen estos días el centenario de la publicación del texto, y es una magnífica ocasión para acercarse de nuevo a este monólogo, que la actriz ha repuesto ya en un par de ocasiones.
'Penélope' es un monólogo interior en el que Molly Bloom -la esposa de Leopold Bloom, el protagonista de la novela-, desvela sus pensamientos nocturnos -transcurre entre las dos y las tres de la mañana-. Se trata de un texto descarnado, atrevido y deslenguado, en el que los recuerdos se mezclan con sus inquietudes sexuales , abiertamente expuests- y con cuestiones domésticas. Son 24.000 palabras -unas noventa páginas-, con ocho largas frases en las que tan solo incluyó Joyce dos signos de puntuación.
La versión de hace cuatro décadas la firmó el dramaturgo José Sanchis Sinisterra; la que presenta estos días Magüi Mira -realizada por ella misma junto a la directora, Marta Torres- es muy distinta de aquella. Por el momento social y por el propio momento vital de la actriz se han desechado algunos de los fragmentos escogidos entonces (no aparece ni una tercera parte del capítulo) y se han incorporado otros. El resultado es un texto acerado y punzante, ante el que es difícilmente quedarse indiferente. Molly Bloom exhibe descarada, y con ello la reivindica, su libertad y su derecho a sentir y a desear sin sentirse culpable.
Magüi Mira es una actriz felina, que se desliza sigilosa por un texto de alto voltaje que ella dice con una expresiva naturalidad. Los casi inexistentes elementos escénicos con los que cuenta -una desvencijada y desnuda cama- hacen que su interpretación, penetrante y transparente al tiempo, sea la absoluta protagonista y dé cuerpo a una puntiaguda función.
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