Un Molière actualizado
Estrenamos año Molière , celebramos en este 2022 el IV Centenario del nacimiento del genial dramaturgo galo, y nada mejor para ello que esta puesta en escena de 'El enfermo imaginario' llevada a cabo por la compañía Morboria. Con esa idea de comedia atravesada por la tragicidad, de disparate deliciosamente humorístico y crítico, Molière dislocaba la realidad para extraer su parte absurda. Si don Quijote distorsionaba la realidad inventándose un mundo fantasma, Argán, el protagonista de esta obra, se inventa enfermedades porque cree que el mundo está tan mal hecho que necesita un médico al lado para poner la salud de las cosas en la temperatura justa.
A partir de ahí Molière hace que el sentido satírico se vuelva el único sentido común, que la comicidad, la risa y el humor señalen nuestros vicios y nuestros pecados. También esas debilidades del ser humano tanto en su miedo a la muerte, como a un destino ( amoroso) que no desea.
Muy adecuada es la actualización que aquí se hace de la obra, con constantes guiños a esta coyuntura social y sanitaria, como adecuada es la parte musical y coreográfica que no solo acompaña, sino que subraya y amplía el sentido de las escenas. A destacar el cariz lúdico y la naturalidad con que se afronta el texto, y su combinación con una puesta en escena donde no son ajenos ni la pompa ni la fastuosidad. Pero sobre todo ese carácter caricaturesco que se consigue con ciertos personajes, verdaderos peleles en manos de su hipocondría o de su ambición.
El nivel interpretativo no es nada desdeñable, sobre todo cuando se trata de hacer llegar al público esos rasgos hiperbólicos que constituyen el carácter disparatado de algunos personajes centrales. Y, por supuesto, también cuando se acude a ese lenguaje no verbal que Molière introduce sabiamente en sus obras y que le dan una dimensión y un registro de mayor profundidad y complejidad psicológica.
Eva del Palacio y Morboria han montado, por tanto, una obra digna, con la que hacen gala de divertir mientras corrigen una época, la nuestra, en tantos aspectos aquejada por la estafa, el miedo, los equívocos y el esperpento, pero también por restaurar el curso natural de las cosas. Ahora que vivimos en una sociedad donde la enfermedad adquiere rango de un delirio real y trágico, Molière viene a advertirnos de aquellos que se aprovechan de nuestra debilidad, de nuestra intemperie. Una buena manera de homenajearlo.