CRÍTICA DE TEATRO
«Milagro en casa de los López»: un Mihura poco habitual
Nuria González y Nacho Guerreros protagonizan la función, dirigida por Manuel Gancedo
Tras veranear el año pasado en los Jardines del Galileo e instalarse después en el Teatro Infanta Isabel, « Milagro en casa de los López », una rara y poco habitual comedia de Miguel Mihura , se repone ahora en el Reina Victoria, que encara su primer centenario con una nueva gestión, pues se acaba de hacer cargo de la sala el actor y presentador Carlos Sobera . Una nueva ocasión para ver esta obra, estrenada en Barcelona en septiembre de 1964 y que en febrero de 1965 pudo verse en Madrid, donde formó trío en las carteleras con otras dos piezas del comediógrafo: « Ninette y un señor de Murcia », que sería su mayor éxito, y « La tetera ».
«Milagro en casa de los López» (***)
Autor: Miguel Mihura. Versión y dirección: Manuel Gancedo. Iluminación: Eduardo Vizuete. Escenografía: Dharma. Vestuario: Itxaso Badell. Intérpretes: Nuria González
Nacho Guerreros
Escrita, según Julián Moreiro , biógrafo de Mihura, en la mejor década creativa del autor madrileño, es también uno de los títulos que anuncian su declive. Obra escasamente representada hasta el año pasado, el autor echa en ella mano de una intervención sobrenatural para entretejer los hilos tendidos en un inspirado primer acto que desemboca luego en un final con moralina. En su momento, el escritor confesó que, en esta obra y en «Sólo el amor y la luna traen fortuna», «tenía hecha la primera parte , sin saber cómo iba a terminar, y hube de acabarlas a toda prisa». Eso explica su brillante arranque en el que, además de su habitual causticidad respeto a la institución matrimonial, distribuye sabiamente dosis de humor, misterio, poesía y alguna ironía precursora sobre la entonces incipiente televisión. Después, hace una faena más o menos de aliño , aunque con escenas muy divertidas, que estamos hablando de Mihura.
El argumento se centra en un matrimonio de clase acomodada compuesto por Mercedes y Jerónimo, que dicen quererse locamente y también que no se soportan, instalados en un tedio permanente. La llegada sucesiva de una joven y un hombre taciturno a la que ellos creen una casa de huéspedes es el catalizador que agita la situación. El eficaz mayordomo, una doncella llorona, un misterioso taxista y diversos secretos del pasado animan el desarrollo de la trama. El montaje de Manuel Gancedo , que ha actualizado referencias, podado pasajes y eliminado algún personaje, resulta entretenido y correcto, igual que la interpretación, comandada por dos estupendos intérpretes, Nuria González y Nacho Guerreros , incorporado ahora al reparto; popular por su participación en la serie televisiva «La que se avecina», es un actor que no se prodiga en los escenarios, lo que es una lástima, porque recuerdo con admiración su estremecedor trabajo en «Bent», de Martin Sherman , junto a Daniel Freire en un montaje de 2005.