Mikhail Baryshnikov entra en la piel y la mente de Nijinski
El bailarín interpreta en los teatros del Canal «Letter to a man», un espectáculo dirigido por Bob Wilson
Pocas, por no decir ninguna, figuras de la danza despierta la expectación y admiración -en algunos casos rayana con el arrobamiento- que genera Mikhail Baryshnikov . El bailarín de origen letón (nació en Riga en 1948), pequeño de estatura y extraordinariamente discreto y tímido, pasa casi desapercibido fuera del escenario. Pero dentro de él es sin duda uno de los mayores artistas de la historia de la danza. El jueves, presentará en los teatros del Canal -donde estará hasta el domingo- su nuevo espectáculo, « Letter to a man », bajo la dirección de Bob Wilson . Se trata de una pieza basada en los diarios del legendario bailarín Vaslav Nijinski .
Los escasamente quince segundos que Baryshnikov dejó a los fotógrafos para retratarle antes de la rueda de Prensa que ofreció en el Canal auguraban un encuentro desabrido . Sin embargo, el bailarín estuvo locuaz, lúcido e incluso en ocasiones ocurrente. Después de su prolija exposición inicial, y antes de encajar las preguntas, dijo con sorna a los informadores. «Para adelantarme a una posible pregunta, sí, voy a votar a Hillary Clinton ».
Pero seguramente nadie en la sala estaba interesado en sus inclinaciones políticas ; importaban mucho más sus intereses artísticos, su trabajo con Bob Wilson , su relación con Vaslav Nijinski y su futuro escénico inmediato. La fascinación que el director tejano siente desde hace años por el mítico bailarín ruso es el origen de « Letter to a man ». «Es mi segundo trabajo con Bob Wilson -contó Baryshnikov-; el primero fue “ The old woman ”, en el que trabajé con Willem Dafoe ; y durante una cena hablamos de ello y surgió el proyecto».
Nijinski
Es inevitable que Vaslav Nijinski haya estado presente en la vida de Mikhail Baryshnikov : como él, es una de las leyendas surgidas del Ballet del Teatro Mariinski (anteriormente Ballet del Kirov). «Leí los “ Diarios ” a principios de los años setenta, seguramente en francés; más tarde los leí también en inglés y en su idioma original, el ruso». Los diarios de Nijinski se publicaron por primera vez en 1936; ya había dejado de bailar, y estaba recluído en una clínica suiza para tratarse la esquizofrenia que le habían diagnosticado. « Henry Miller dijo que era el libro más fascinante que había leído jamás -explicó Baryshnikov-, y que su talento como escritor era similar a su talento como bailarín. Y hay fragmentos en sus diarios que están al nivel de Dostoievski , con una oscuridad perfectamente coherente».
Nijinski, dijo Baryshnikov, era un «artista inusual, de extraordinario talento; al igual que los cantantes de ópera sienten fascinación por los artistas del pasado como Rosa Ponselle o Maria Callas , los bailarines sentimos fascinación por artistas como Nijinski y por su legado. Yo comprendí la trascendencia de su figura muy pronto; con 16 o 17 años, en la Academia Vaganova , estudié la coreografía de “Petrushka”, que Michel Fokine creó para él, que es extraordinariamente difícil Luego me fascinó el artista a través de papeles que él bailó como “Chopiniana” o Albrecht en “Giselle”. Era un bailarín muy dotado. Pero el salto cualitativo lo dio cuando se convirtió, de la mano de Sergei Diaghilev -su mentor, su amante, su compañero y su jefe-, en coreógrafo. Trabajos como “Preludio a la siesta de un fauno”, “La consagración de la Primavera” o “Jeux” nos revelan a un coreógrafo visionario, muy moderno; un adelantado a su tiempo».
Diaghilev
Precisamente una carta que Nijinski escribió a Diaghilev, con el que mantuvo una tormentosa relación, es el origen de este espectáculo, que no pretende, dijo Baryshnikov, ser una biografía de Nijinski ni hablar del bailarín. « Bob Wilson no quería fijarse en el artista, sino en el hombre, en su locura; en la voz interna y en su lucha con su propia mente». «No es -reveló el bailarín- una coreografía per se, aunque hay un movimiento continuado». Se oyen en “Letter to a man” tres voces -la de Wilson, la suya y la de Lucinda Childs , que ha colaborado en el movimiento-. El guión es de Christian Dumais-Lvowski y la dramaturgia de Darryl Pinckney . La música es un collage que incluye a Tom Waitts, Bob Dylan o piezas clásicas.
El futuro inmediato de Baryshnikov tiene dos nombres propios: el del coreógrafo catalán Cesc Gelabert , con el que realizará una pieza sobre música de Morton Feldman ; y el de Jan Fabre , con el que trabajará sobre un texto escrito expresamente para él.