Mérida y Almagro cocinan el verano teatral al calor de los clásicos

Los dos festivales son la columna vertebral del estío escénico en nuestro país

El Corral de Comedias de Almagro José Carlos Nievas
Julio Bravo

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Dos poblaciones de Castilla-La Mancha y Extremadura respectivamente se convierten cada año en las dos principales capitales del teatro español. Las dos lo hacen en torno a un espacio históricamente singular y excepcional, y mostrando un repertorio clásico. Son Almagro y Mérida y sus respectivos festivales. El primero se vertebra en torno al magnífico Corral de Comedias y abre el libro de nuestro Siglo de Oro principalmente. El segundo tiene como eje el imponente Teatro Romano, y rescata la tradición greco-latina.

Almagro

El Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro (del 5 al 29 de julio) estrena este año director: Ignacio García , que sustituye a Natalia Menéndez . Lo hace para conducir la 41ª edición del certamen, y bajo los efectos de la resaca del cuadragésimo aniversario: es decir, menos recursos. Pero la imaginación, sostiene García, es más poderosa que los recursos. «Dando la mano se puede sumar mucho... Y el festival se hace entre mucha gente. Por ejemplo, le hemos pedido a la Compañía Nacional de Teatro Clásico que asuma un mayor protagonistmo en el festival, y va a estar con cinco espectáculos y veintiocho representaciones. Colombia es el país invitado, queríamos saber qué pasó allí en el Siglo de Oro , y nos han dado los derechos de Botero para el cartel, el Instituto Caro y Cuervo trae un texto colonial; la ONCE nos ayuda a hacer un festival más inclusivo y accesible, y tenemos cuatro espectáculos con discapacitados... Si desafías a la gente a aportar ideas, la gente se suma. Y los recursos económicos, siendo importantes, no son lo fundamental. Con un 20 por ciento menos de presupuesto, este año hemos programado un 20 por ciento más».

Entre los mandamientos de Ignacio García para el festiva de Almagro -que se abrirá el jueves próximo con la entrega del premio Corral de Comedias a Carlos Hipólito - figuran abrir las fronteras del Siglo de Oro; abrirlo a las mujeres, como María de Zayas , Ana Caro Mallén o Sor Juana Inés de la Cruz . «Abrir la mirada; ese es nuestro objetivo», señala. Otro de los nortes del nuevo director es hacer un festival «mucho más patrimonial», en el que se vea sobre todo a los autores -y las autoras, incide- españoles. «Tenemos que ser el festival número uno en ese repertorio, no el decimoctavo en Shakespeare ». No es patriotismo, sino justicia. «No hago mi patria porque sea la mía, sino porque me resulta hermosa», cita García. «¿Para qué buscar un liberal en Inglaterra cuando tenemos aquí a Cervantes . Y en una obra de Calderón , por ejemplo, hay más variedad estrófica que en todo el teatro isabelino».

Saca Ignacio García pecho. «La programación es ambiciosa. Y la venta anticipada va muy bien, porque la gente quiere ver buen teatro. No quiere ver Shakespeare; quiere ver “ El caballero de Olmedo ”, quiere ver “ La Celestina ”, quiere ver a María de Zayas -¡nos la han quitado de las manos!-... Y la gente quiere venir a Almagro, porque sabe que no hay mejor lugar para hacer el Siglo de Oro». La implicación de la población de Almagro es, añade, «absoluta y fundamental. Es impresionante. Y nosotros este año hemos alentado esa implicación. Por ejemplo, con la presencia de varias agrupaciones locales. Queremos que el festival sea de Almagro, no que simplemente pase en Almagro. Vamos a cerrar el festival con una representación de “ El lindo Don Diego ” que haremos en la Casa Consistorial, utilizando sus balcones. Una de las cosas más bonitas de este trabajo es ser embajador de Almagro por el mundo».

Imagen del teatro romano, desde el escenario Festival de Mérida

Mérida

«Hay títulos nuevos y propuestas diferentes; este año he podido llevar a cabo “experimentos” que no pude hacer cuando me hice cargo del festival, como la “Fedra” que ha escrito Paco Bezerra , dirige Luis Luque y protagoniza Lolita . Es un riesgo, pero el festival, dentro de sus posibilidades, ha de correr riesgos». Así presenta la 64ª edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida Jesús Cimarro , su director. Nueve espectáculos conforman este año el certamen, que levanta hoy el telón con el Ballet Nacional de España , que presenta «Electra», con coreografía de Antonio Ruz .

El imponente teatro romano es la principal razón de ser del festival, que arrancó en 1933 con una « Medea » protagonizada por la legendaria Margarita Xirgu . Es un teatro, recuerda Cimarro, con 3.100 localidades y un escenario de 50 metros de embocadura. E, insiste, no se puede olvidar a la hora de programarlo.

Anuncia Cimarro que para 2020 el festival contará con un nuevo escenario, el teatro María Luisa , una sala abiera en los años treinta del siglo pasado, y que últimamente funcionó como cine. «Este mes han comenzado las obras de remodelación y se espera que se pueda usar en el festival de 2020 : permitirá traer otro tipo de propuestas más arriesgadas, espectáculos internacionales, y dará al festival una nueva visión».

Pero para eso quedan dos años. En esta edición, presume, «hay títulos que no se han hecho nunca, como “ Ben Hur ” o “ Nerón ”, y que son una de las señas de identidad de Mérida: nuevas visiones de temática greco-latina a cargo de autores contemporáneos». Y es que en los últimos años el festival ha buscado las novedades más que los títulos de repertorio que, argumenta Cimarro, no son muchos. «La gente quiere novedades, espectáculos no vistos antes . Y los tratamos de mezclar con títulos potentes y clásicos». Y señala como ejemplo el «Ben Hur» adaptado por Nancho Novo y dirigido por Yllana . «Es la primera vez que trabajan en el festival; es bueno que haya gente nueva que se incorpore al festival... Raúl Arévalo va a actuar por primera vez en el teatro romano; Pepe Viyuela va a hacer por primera vez una tragedia, “ Filoctetes ”; El Brujo ofrecerá su visión de “ Esquilo ”... Intentamos que el público tenga una amplia variedad de propuestas; yo me conformo con que elijan tan solo una»,

No todo son novedades. Jesús Cimarro ha creado una «escudería» de actores y directores habituales en Mérida, como son por ejemplo Lolita , Luis Luque , Magüi Mira o Loles León . «Me gusta mezclar a gente que ya conoce el espacio y el festival con gente que nunca ha estado. Creo que es positivo. Y cada año hay más gente que pisa el festival por vez primera. Ojalá pudiera dar trabajo a mucha más gente, pero esto da de sí lo que da de sí».

A Cimarro le toca torear con los políticos , ya que el festival es público. «No se meten en mi trabajo. Lo que les importa es que cumpla las expectativas que ellos marcan: que tenga precios accesibles y que tenga una programación de calidad , y que llegue al mayor número de públicos posible. Y eso lo estamos consiguiendo. El año pasado tuvimos 168.500 espectadores tanto en Mérida como en las extensiones en localidades como Medellín o Regina».

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