Mérida: nombres propios para un festival inevitablemente popular

El certamen celebrará del 22 de julio al 26 de agosto una edición reducida con cinco espectáculos

Una imagen de «Metamorfosis», presentado el pasado año en Mérida Jero Morales
Julio Bravo

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«Sacar adelante el festival ha sido una heroicidad». Lo dice con orgullo, no con arrogancia, Jesús Cimarro , director del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida , que el próximo 22 de julio alza el telón de su sexagésima sexta edición. Una edición que, reconoce Cimarro, va a ser más corta: «Un festival como éste, donde todo son estrenos y nuevas producciones, necesita unos plazos para desarrollarse, y a mediados de mayo no había manera de concretar nada. Cuando a finales de mayo se determinó su celebración, decidimos recortarlo y dejarlo como ha quedado: un mes de duración, cinco producciones en Mérida más las extensiones en Medellín, Regina y Cáparra .

El teatro romano de Mérida estará en esta edición como máximo al 75 por ciento de su capacidad. Comenzó la venta solo para el 50 por ciento, pero la Comunidad permitió el aumento, y probablemente se ponga a la venta ese 25 por ciento más. «La respuesta del público ha sido extraordinaria, con 21.000 entradas vendidas -dice Cimarro-. He de confesar que me ha sorprendido; tenía cierta esperanza, porque hay muchas ganas por parte de la gente de volver al teatro, pero tenía mis dudas, después de casi cien días encerrados. Pero ha respondido de forma masiva; sin público no tiene sentido nada de lo que hacemos».

El festival seguirá, naturalmente, los protocolos dispuestos por las autoridades . Cimarro insiste en que el gel hidroalcohólico -del que habrá dispensadores en todo el teatro- y las mascarillas son los mejores cómplices de los espectadores para espantar al virus. «Nuestro mejor antídoto son las mascarillas; tengo la sensación de que son un elemento que nos va a acompañar todavía durante algún tiempo».

En condiciones normales, en el teatro romano caben alrededor de tres mil personas, que habitualmente disponen de una única salida al terminar la función. Para evitar esta concentración de personas se va a realizar, cuenta el director del festival, una salida escalonada, por filas, y no se realizará por un solo lugar. «Los festivales de verano vamos a ser un laboratorio que nos permita al mundo del teatro probar cosas para así comenzar la temporada próxima con tranquilidad», dice Cimarro.

El festival va a programar cinco espectáculos en el teatro romano, bajo el lema «Donde lo humano roza lo divino»: « Antígona » (del 22 al 26 de julio), con un texto escrito y dirigido por el mexicano David Galán, e Irene Arcos en el papel protagonista; « Anfitrión », de Molière (del 29 de julio al 2 de agosto), con dirección de Juan Carlos Rubio; « La comedia de la cestita (Cistellaria) », de Plauto (del 5 al 9 de agosto), dirigida por Pepe Quiero; « Cayo César », de Agustín Muñoz Sanz (del 12 al 16 de agosto), y « Penélope » (del 19 al 23 de agosto), una obra basada en la Odisea escrita y dirigida por Magüi Mira.

Los grandes nombres son una de las bazas del festival de Mérida. «En condiciones normales, en el teatro caben tres mil personas ; tiene que ser por fuerza un festival popular, lo que no quiere decir que esté reñido con la calidad», justifica Jesús Cimarro. En la nómina de esta edición, Belén Rueda, Pepón Nieto, María Galiana, Paco Tous, Mariola Fuentes, Alex O'Dogherty, Jesús Noguero, Maxi Iglesias, Toni Acosta, Irene Arcos, Fernando Cayo, Fele Martínez, Daniel Muriel, Mariola Fuentes, María Esteve o Itziar Castro.

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