«El mercader de Venecia» llega al Matadero

Eduardo Vasco dirige la obra de Shakespeare, que califica de «comedia romántica»

Arturo Querejeta, protagonista de «El mercader de Venecia» ABC

JULIO BRAVO

Tiene algo de singular que una obra como « El mercader de Venecia », de William Shakespeare , se represente en lo que fue un matadero. Una parte, la más llamativa sin duda, de este emblemático texto tiene la carne y la sangre como centro de la trama. La versión que se presenta, hasta el próximo 13 de diciembre, lleva la firma de Eduardo Vasco , buen conocedor del repertorio clásico, y de Shakespeare en general. La producción, de la compañía Noviembre Teatro, cuenta con el equipo habitual de Vasco: versión de Yolanda Pallín , escenografía de Carolina González , iluminación de Miguel Ángel Camacho y vestuario de Lorenzo Caprile . El reparto incluye a Arturo Querejeta, Toni Agustí, Isabel Rodes, Francisco Rojas, Fernando Sendino, Rafael Ortiz, Héctor Carballo, Cristina Adua, Lorena López y Jorge Bedoya .

«El mercader de Venecia» contiene uno de los más célebres fragmentos de la historia del teatro. Lo pronuncia Shylock , el sombrío judío prestamista: «¿ Si nos pincháis, no sangramos ? ¿No nos reímos si nos hacéis cosquillas? ¿No morimos si nos dais veneno? Y, si nos ofendéis ¿no trataremos de vengarnos?» Probablemente sean intervenciones como ésta las que han hecho, argumenta Eduardo Vasco, inclinar la balanza en favor de la historia de este personaje. El director asegura que la obra «es una comedia romántica, que se equilibra con Shylock. Pero el peso específico de este personaje es posterior al texto, se la ha dado la tradición. “El mercader de Venecia” es un canto de amor , una obra de género».

«Nuestra intención es que el público siga la historia, se emocione y en último caso que reflexione»

Como tal comedia romántica ha planteado Vasco el montaje, con un final agridulce que, cuenta el director, no siempre se representa, precisamente para subrayar la historia del judío. «Nuestra pretensión es que el espectador siga la historia, se emocione y en último caso que reflexione».

Asegura Vasco que la historia presenta, básicamente, a un personaje que pide un crédito y que, al no poder satisfacer el pago, resulta cruelmente desahuciado . El argumento suena muy actual y no hace falta, dice el director, «dar relieve al artificio ni subrayar la actualidad para que el público comprenda la conexión. No es necesario poner un gran cartel de Bankia para que los espectadores sepan de qué estamos hablando».

No le gusta, sin embargo, a Eduardo Vasco « reiterar detalles que están en el aire. Al espectador no hay que mascarle el chicle ; sería algo muy parecido a pensar que sabemos contar la historia mejor de lo que lo hizo Shakespeare». Venecia está en el título y el director ha querido que esté presente en el montaje. «Hay en la escenografía sugerencias de la Venecia del siglo XIX, y un vestuario que recuerda la época romántica ».

«La obra es -dice Arturo Querejeta- un canto a la tolerancia y la piedad»

Arturo Querejeta encarna a Shylock. De la obra, dice que es «un canto a la tolerancia y la piedad», e insiste en la modernidad de Shakespeare, «que sentó las bases de la ingeniería financiera que hoy nos domina». Una de las preguntas que se ha planteado el actor es ¿hasta dónde debe cumplirse un contrato aceptado por las dos partes cuando hay cláusulas inaceptables , como la que plantea la obra? «Hay cuestiones que son legales , pero eso no quiere decir que sean justas. Shylock no reclama ni más ni menos que lo que marca la ley...» Define al judío como «un ser humano con sus luces y sus sombras, capaz de la mayor crueldad; pero que es un hombre al mismo tiempo sojuzgado, que vive en un ghetto y al que incluso escupen por la calle por ser judío». «El miedo al que es diferente, al que viene de fuera -completa Isabel Rodes , intérprete de Porcia- es otra de las claves de la función».

«El mercader de Venecia», explica Vasco, se escribió presumiblemente entre 1596 y 1598 . «Su argumento procede de diversas fuentes; desde una historia tradicional inglesa hasta la obra de Giovanni Fiorentino “Il Pecorone ”, publicada en Milán en 1558. También se suelen citar algunos elementos de la obra de Alexandre Sylvanne “El orado r”, de 1581, cuya traducción inglesa se publicó en 1596». La obra ha sido llevada al cine (la última, con Al Pacino como protagonista, la dirigió Michael Radford, a la televisión e incluso dos veces se ha convertido en ópera ( Reynaldo Hahn y André Tchaikovsky ).

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