Las mejores diez obras teatrales de 2015
Autores españoles, monólogos, clásicos... componen la cosecha escénica del año
A punto de arrancar la última hoja del calendario de 2015 parece llegado el momento de hacer balance y quizás desarrugar otra vez el sobado pliego de viejos buenos propósitos para el año que comienza. Prefiero la mirada atrás para recordar el mejor teatro visto en los últimos doce meses o, mejor, para recuperar los deslumbramientos, el escalofrío de satisfacción ante lo bien hecho. No estoy seguro de si, subjetiva como cualquier elección, esta representa realmente lo mejor, pero sí de que en los montajes aquí evocados, sin necesidad de rebuscar mucho en la memoria, la emoción mantiene vivo su estremecimiento de pez recién sacado del agua.
Me llega enseguida la risa sardónica y rabiosa del clown que se prepara para actuar en un festival circense y aparece detrás Luis Bermejo con la narizota puesta y a medio vestir para lanzar sus diatribas contra el destino y una vida por la que transita como si perteneciera a otro. Gran función « El minuto del payaso » de José Ramón Fernández con un estupendo ejercicio de dirección de Fernando Soto .
El ajedrez como metáfora de la vida, como aventura vital y hasta como otra forma de ser y estar es el latido que anima el corazón de « Reikiavik », una pieza escrita y dirigida formidablemente por Juan Mayorga , autor también de «Famélica», inteligente sátira sobre el mundo laboral y las estrategias de la clandestinidad política. La recreación continua de la disputa en 1972 del campeonato del mundo entre Bobby Fischer y Boris Spasski en la capital islandesa vertebra uno de los más estimulantes montajes teatrales del año, con un prodigioso mano a mano interpretativo entre Daniel Albaladejo y César Sarachu ante los asombrados ojos de Elena Rayos .
« El alcalde de Zalamea », un sorprendente clásico con aromas de western de John Ford, sirvió para reabrir el Teatro de la Comedia como sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Da gusto escuchar los versos de Calderón como los dicen Carmelo Gómez y Joaquín Notario , dos colosos, y una desgarradora Nuria Gallardo . Otro acierto de Helena Pimenta como directora.
¿Es posible lanzar una mirada humorística sobre la tensa disección de un matrimonio firmada por Ingmar Bergman ? Norma Aleandro lo consiguió con su limpia y vigorosa dirección de « Escenas de la vida conyugal », auxiliada por Ricardo Darín , un actor capaz de comunicar diferentes estados de ánimo sin cambiar de tono y modular sutilmente la devastación interior de un personaje, y Érica Rivas , que a través de lo cómico sabe revelar un poso de desgarraduras e incertidumbres.
Propuesta ambiciosa y rotunda la del Teatro de la Ciudad con tres miradas contemporáneas sobre historias de la antigüedad clásica: Miguel del Arco se encargó de la « Antígona » de Sófocles , Alfredo Sanzol del « Edipo rey » del mismo autor, y Andrés Lima de la « Medea » de Séneca . Espectáculos de muchos quilates con interpretaciones de altura, como la de Aitana Sánchez-Gijón a piel descubierta para encarnar a la amante despechada y filicida.
El ciclo «Una mirada al mundo» del Centro Dramático Nacional siempre trae en las alforjas sorpresas agradables. Yo me quedo con « El sueño de una noche de verano », de Shakespeare, trasladado a la mitología coreana por la Yohangza Theatre Company, dirigida por Jung-Ung Yang , y con la «Trilogía sobre asuntos de la familia», escrita y dirigida por Jorge Hugo Marín , a cargo de la Compañía Teatral La Maldita Vanidad, de Colombia, con una actriz impresionante en muy diversos registros, Ella Becerra .
Una revelación, « La piedra oscura », de Alberto Conejero , autor de escritura dramática luminosa y de gran tensión poética que imagina los días finales del estudiante Rafael Rodríguez Rapún , secretario del grupo La Barraca y último amor de Lorca, a quien inspiró sus hermosos «Sonetos del amor oscuro». Apresado y herido por las tropas franquistas en 1937, Rafael espera en la habitación de un hospital militar de Santander que se ejecute su sentencia de muerte y habla con el joven soldado que lo custodia. Dirigidos con sentido y sensibilidad por Pablo Messiez, Daniel Grao y Nacho Sánchez protagonizaron, con Federico al fondo, la obra que ha supuesto el descubrimiento de un dramaturgo hondo y original.
También Lorca está presente en otro de los más interesantes montajes del año, el de « El público » llevado a cabo por Àlex Rigola , una puesta en escena sólida y densa, atenta siempre a subrayar el peso de lo simbólico de este hermoso y complejísimo descenso a las raíces más profundas del amor, el dolor y el teatro. Notables las interpretaciones, con mención especial para las de Irene Escolar , Juan Codina, Jesús Barranco y David Boceta .
Y para terminar dos propuestas en las que vibra la verdad intensa de lo íntimo: « La bella de Amherst », aproximación de William Lace al universo de la poeta Emily Dickinson, dirigida tierna y primorosamente por Juan Pastor e interpretada con convicción y sentido del humor por su hija María , y « La señorita Elsa », versión escénica de la novela de Arthur Schnitzler dirigida por José Luis Sáiz en el salón su casa, donde ha habilitado un espacio denominado Sexto Derecha, piso del número 107 de la madrileña calle de Toledo donde vive; extraordinaria la composición que hace Ángela Boix de la joven vienesa cuya dignidad es puesta a prueba a causa de una innoble deuda de su padre. La emoción más intensa en formato mínimo.