La libertad individual contra la basura del poder corrompido
La Compañía Nacional de Teatro Clásico presenta «Reinar después de morir», de Luis Vélez de Guevara
Apenas unos días después de que la compañía Nao d’Amores presentara en el Teatro de La Abadía «Nise», llega a la escena madrileña -concretamente al Teatro de la Comedia - otra pieza basada en la historia de Inés de Castro , la española a quien el Rey de Portugal nombró Reina después de ser asesinada. En este caso es la Compañía Nacional de Teatro Clásico la que presenta «Reinar después de morir», una obra de Luis Vélez de Guevara estrenada en 1635, y lo hace en una coproducción con la Companhia de Teatro de Almada (Portugal). Ignacio García , diseñador de la puesta en escena y uno de los impulsores del proyecto junto con José Gabriel López Antuñano , asegura que una de las razones para poner en pie este texto, «el más portugués de los dramas del Siglo de Oro español», es «buscar, en estos tiempos de tanta división y confrontación, lo que nos une. Este montaje es una muestra de unión cultural entre dos países que estaban unidos en el momento en que la obra se escribió».
Estrenada en Almada en octubre con un elenco portugués (que actuará en la Comedia el 27 de enero), «Reinar después de morir» cuenta con un equipo artístico hispano-luso. Junto a García (que ha seleccionado la música) y Antuñano (que firma la versión y la dramaturgia) figuran Pepa Pedroche (dirección), José Manuel Castanheira (escenografía), Guilherme Frazâo (iluminación), Ana Paula Rocha (vestuario), Manuel Segovia (movimiento escénico) y Vicente Fuentes (asesoría de verso).
El reparto incluye a David Boceta, Julián Ortega, Lara Grube (que ha tenido que sustituir, con apenas unos días de margen, a Carmen del Valle , lesionada durante los ensayos), Chema de Miguel, Manuela Velasco, Rita Barber, María José Alfonso y Ricardo Reguera .
«Reinar después de morir» es, sigue Ignacio García, «un texto maravilloso, muy bien dicho y vivido por este elenco. Habla de la libertad individual y la basura del poder corrompido moralmente , que busca lo que es conveniente y no lo que es necesario. Es una obra, contradiciendo la leyenda negra sobre nuestro teatro clásico, tremendamente liberal, con dos personajes femeninos potentísimos. Hay un personaje que quiere la verdad pero acaba triturado. Se habla poco de la verdad y la bondad y mucho de la conveniencia, algo que hace traicionar cualquier principio moral».