CRÍTICA DE TEATRO
«El laberinto mágico»: España en el laberinto
Ernesto Caballero, director del Centro Dramático Nacional, presenta una adaptación sobre la gran obra de Max Aub
La obra de Max Aub (1903-1972) se engrandece con el tiempo, reclamando un lugar en la cultura española menos cicatero que el que se le suele adjudicar como voz del exilio con poca fortuna en el lugar que escogió como patria, con la excepción de los preciosos esfuerzos pioneros del imprescindible José Monleón . Nacido en París, de padre alemán y madre francesa, pocos escritores hay tan certeros, claros y brillantes en su concepción de España y los españoles que desarrolló en narrativa, teatro, poesía y ensayo. La presencia de Aub en nuestros escenarios en los últimos años está asociada a la tozuda admiración de Juan Carlos Pérez de la Fuente , en sus etapas en el CDN y el Teatro Español, y a iniciativas como esta, vinculada al trabajo de investigación del Laboratorio Rivas Cherif, creado por Ernesto Caballero , actual director del CDN.
«El laberinto mágico» (****)
Autor: Max Aub. Versión: José Ramón Fernández. Dirección: Ernesto Caballero. Escenografía y vestuario: Mónica Boromello. Iluminación: Ion Aníbal. Música y espacio sonoro: Javier Coble. Intérpretes: Chema Adeva
Javier Carramiñana
« El laberinto mágico » es un formidable montaje amasado con emoción y verdad, un peliagudo trabajo de concentración de un ciclo novelesco compuesto por seis títulos –«Campo cerrado» (1943), «Campo de sangre» (1945), «Campo abierto» (1951), «Campo del Moro» (1963), «Campo francés» (1965) y «Campo de los almendros» (1968)– que José Ramón Fernández ha realizado con tanto brío dramático como instinto poético en estrecha colaboración con Caballero, responsable de una puesta en escena aparentemente sencilla, evocadora, directa, soberbia en la creación de atmósferas y ambientes, de la soledad playa de la Malvarrosa en la acongojante y luminosa escena inicial empapada de vibración brechtiana –en agosto de 1936, algunos de los personajes se presentan y anuncian su futuro, resumido, en la mayoría de ellos, en la fecha de su muerte próxima– a la desoladora conclusión en el puerto de Alicante, a finales de marzo de 1939, con los cuerpos tendidos de quienes intentaban escapar en unos barcos que nunca llegaron.
Aub narra, con maestría, humor, ternura y desencantado civismo, lo que ocurre en la retaguardia de tres enclaves (Valencia, Barcelona y Madrid) del bando republicano, que fue el suyo, con solo tres momentos en el frente de batalla. Se respira la vida que intenta seguir adelante, la incertidumbre, el amor, el miedo, el oportunismo, la traición… Y aunque lo cuente desde ese lado, sin caer jamás en la torpeza de la propaganda o la ejemplaridad, es España toda la que se debate en este laberinto surcado por los hilos de las vidas de un enjambre de seres humanos cuyas peripecias personales dibujan el paisaje general de la catástrofe. En grupos de cien, los españoles somos capaces de gestas como el descubrimiento de América, cuando somos más, nos entrematamos , dice más o menos un personaje. Espectáculo de terrible belleza, necesario y oportunísimo, cuando la inconsciencia y el desprecio por los otros parece haberse instalado en nuestra actualidad política.
Magníficos el vestuario y el espacio abierto creado por Mónica Boromello , en el que surgen los sacos terreros de las trincheras, un cabaret o una frontera; la luz gastada y envejecida firmada por Ion Aníbal , y la música en directo interpretada por Paco Casas y Javier Coble , que evoca suavemente los himnos de antaño cuando procede. Y antológicas las interpretaciones; todos los actores abordan diversos personajes a cual mejor servido y muchos memorables: el castizo peluquero que manda la brigada de los fígaros madrileños ( Alfonso Torregrosa ), el médico cojitranco y borrachuzo poseedor de un irrenunciable sentido moral ( Chema Adeva ), la diva teatral derechista ( Ione Irazabal ), la cabaretera delatora Lola Cifuentes ( María José del Valle ), la madre abnegada y harta ( Pepa Zaragoza )... Imposible citar a todos, así que para todos un aplauso como el que les dedicó puesto en pie el público que el pasado martes asistió al estreno.